El misticismo que envuelve la prueba de acceso a la universidad me ha llevado a pensar en esa frase de Santa Teresa de Ávila acuñada cinco siglos atrás, "Nada te turbe, nada te espante".
Ahora, de repente, como una consecuencia directa de los resultados electorales municipales, y de la convocatoria de las elecciones generales, el borrador de la normativa que regula el nuevo examen de acceso a la universidad "se quedará en un cajón" hasta que llegue el nuevo gobierno.
¡Qué broma es esta!. No es día 28 de diciembre. La premeditación y la alevosía con la que se están tomando decisiones importantes no hace más que agravar el problema educativo de este país. Recuerden que en alguna ocasión ya he dejado de manifiesto que la educación no interesa a nadie. Ahora queda demostrado que no interesa ni a los que la gestionan. Lamentable.
Ya no se trata, únicamente, de la desídia de los responsables del ministerio de educación con la dejación de funciones que practican al aparcar esta norma. También están dejando un problema de tiempos al nuevo gobierno porque dicen desde Alcalá 34 que en junio de 2024 se aplicaran los Nuevos exámenes. Lo que no quieras para tí, no se lo dejes a los demás.
¿Alguien ha pensado en quiénes van a ser los realmente perjudicados? Pues en efecto, querido Watson. Los alumnos. Ellos van a padecer las devastadoras consecuencias de los enfados de los docentes por tener que enfrentarse a un nuevo curso lleno de incertidumbres y dudas; un curso en el que se aplicará el "sálvese quien pueda".
Pero quizás el destino nos aguarde alguna cosa mejor. Para no caer en el desánimo y la desazón, pensemos en positivo. Quizás, ésta sea la oportunidad para rehacer en tiempo record una prueba de acceso a la universidad más igualitaria para todos los alumnos españoles. Algo que, a priori, es de perogrullo pero que no se ha materializado así en el papel. A las pruebas me remito. Un alumno excelente en Baleares puede obtener un diez en un examen mientras que en Extremadura, Castilla-La Mancha o Extremadura, el mismo ejercicio no llegaría al cinco por faltas de ortografia, por ejemplo.
¿Dónde queda la consigna del trilero Sánchez de que ellos cumplen con el mandato constitucional? ¿Dónde queda el principio de igualdad de oportunidades?
Ni se les ve ni se les espera. Andan escondidos en la madriguera. Otros tendrán que arreglar el desaguisado. Mientras tanto sigo pensando que otra educación es posible.