La Policía Nacional ha informado este viernes del arresto de otras diez personas vinculadas a la organización internacional de carteristas con base en Mallorca, desmantelada en una operación desarrollada el pasado 11 de agosto. En la operación fueron arrestadas entonces 34 personas, pero se emitieron 16 órdenes europeas de detención y entrega para varios sospechosos que no se encontraban ya en la isla. Así, en total hay 60 personas investigadas.
Estos diez detenidos se enmarcan en una segunda fase, centrada en los receptadores de objetos robados. Siete tenían residencia en Mallorca y otros tres estaban en situación de búsqueda, acusados de pertenencia a una organización criminal y delitos contra el patrimonio.
La Policía ha indicado que todavía se están analizando todos los documentos intervenidos en los registros, así como diversos efectos que pueden haber sido utilizados para actividades delictivas, como el hallazgo de cuatro datáfonos y una máquina troqueladora de tarjetas.
La operación ha permitido recuperar más de 500 objetos, y muchos de ellos se han entregado a sus legítimos propietarios. Al mismo tiempo, a diversos establecimientos comerciales se les han devuelto diversos productos, como perfumes, complementos, bolsos y gafas de sol. También se han recuperado numerosos teléfonos móviles de alta gama, y se ha conseguido contactar con sus dueños y remitirlos a sus países de origen.
HURTOS 'A LA CARTA'
Presuntamente, la red desarticulada en Mallorca cometía hurtos 'a la carta', es decir, robaba objetos que terceros solicitaban expresamente a la organización, cuyas víctimas eran principalmente turistas. La trama criminal se dedicaba al hurto de carteras y otros efectos, y sus objetivos eran, principalmente, turistas que venían a pasar sus vacaciones en la isla, además de robos 'a la carta' en establecimientos comerciales.
El aumento de denuncias por robos de carteras, mochilas, tarjetas de crédito y teléfonos móviles, en puntos turísticos de Mallorca, puso en preaviso a la Policía Nacional. Las actuaciones delictivas se concentraban en zonas como Playa de Palma, el entorno de la catedral, el castillo de Bellver, los autobuses de línea, el casco antiguo de Palma, Puerto de Alcúdia, Peguera, Puerto de Andratx, Puerto de Sóller, Valldemosa y Cala Rajada.
La Policía sospecha que los delincuentes se especializaron en la modalidad del carterista para aminorar el posible castigo penal, intentando no superar los 400 euros en el valor de la sustracción y absteniéndose de hacer uso de la violencia o la intimidación.
Según los investigadores, los autores utilizaban objetos y disfraces para disimular su actividad ('muletas', en jerga policial), llegando a implicar a menores de edad y alternando a compinches dentro de un mismo grupo.
CONTROLABAN LOS HORARIOS DE FERRYS Y AUTOCARES
Al parecer, la organización tenía en Mallorca una serie de miembros establecidos de manera fija para ir informando a la organización sobre la afluencia de turistas. Según la Policía, se reunían cada mañana en diversas zonas cercanas a los hoteles, zonas turísticas, o viviendas vacacionales con el fin de planificar el día. Iban disfrazados como turistas, provistos de mapas y situándose en los alrededores de los autocares. La Policía cree que controlaban la llegada de los 'ferrys', y los horarios de visitas a monumentos y de los autobuses de línea para facilitar los robos.
UNA ESTRUCTURA JERARQUIZADA
La Policía describe a la trama como "una organización criminal de ámbito internacional perfectamente estructurada, jerarquizada, estable a lo largo de décadas, y con la única finalidad de enriquecerse económicamente" mediante los hurtos a turistas. Así, tal como puede leerse en el informe policial, los investigados "se coordinaban perfectamente para cometer los robos, intercambiarlos por dinero y enviarlo a su país natal".
Los responsables de la investigación han constatado que los delincuentes han actuado en diversos países de Europa. En este contexto, uno de los principales roles de la organización era el de receptador, cuya función era dar salida al dinero y a los objetos sustraídos. Las pesquisas policiales detectaron que el grupo utilizaba una empresa de paquetería específicamente para conectar vía correo España con Rumanía y enviar todo el material robado. Incluso, cometían hurtos de objetos que los familiares de su país les solicitaban. Concretamente, se ha podido acreditar hasta el momento el envío de más de 1.600.000 euros en efectivo, siendo el promedio de 4.000 euros mensuales por persona.
LOS QUE NO CUMPLÍAN ERAN ENVIADOS A MENDIGAR O PROSTITUIRSE
La Policía apunta que cuando alguno de los integrantes de la organización no ofrecía un rendimiento plausible, los dirigentes le encomendaban otras funciones, como mendigar en supermercados, tocar música en los semáforos e incluso ejercer la prostitución.
El pasado mes de octubre se decidió solicitar colaboración a la Policía Local de Palma, puesto que en sus dependencias también se recibían numerosas denuncias de turistas. Tras las investigaciones oportunas, se ha podido calcular que la organización ha tenido acceso en estos diez últimos años a un total de 12,5 millones de euros. Estas cifras podrían aumentar en un futuro, puesto que la operación policial continúa abierta,