Es difícil diseccionar cada semana a un equipo que transmite tan poco como el Mallorca, que ni avanza, ni retrocede, ni siente, ni respira con fuerza, preocupado como está en hacer números para calcular a qué distancia está del descenso o del play off. Y así lleva un montón de semanas, con un vestuario que ha perdido definitivamente la brújula.
Al margen de que sea pronto para explorar en el trabajo de Lluís Carreras, lo cierto es que todo lo que proyecta este equipo es gris, rancio, tan burdo como hace meses, cuando el Mallorca acabó dando con sus huesos en Segunda. Si la solución para la crisis es darle protagonismo a Kevin para borrar el mapa a Alex Moreno es que al técnico hay algo que no le han explicado bien…





