Hace unos años, tuve el privilegio de compartir programa televisivo en Canal4 Directe971, con la cocinera y muy mediática Paquita Tomás.
Esta mujer tan energética y sencilla hoy nos ha abandonado, dejando una huella en todos aquellos que tuvimos el honor de conocerla.
Cuando alguien de este calibre fallece, siempre nos queda un sabor agridulce.
Agrio por la pérdida de la persona y dulce por el recuerdo que queda en nuestras almas.
Paquita explicaba que ella no era cocinera sino una persona natural, amateur, que le encantaba la cocina y que el secreto de su éxito había sido, realizar una cocina sencilla, de andar por casa, para todos los públicos.
Yo la recuerdo como una mujer tranquila, inteligente y muy divertida, con una dialéctica fluida, que te hacía sentir cómoda a su lado.
Tenía la inteligencia de las personas que han vivido una larga vida, ha fallecido con 81 años y que ha aprendido de todas las experiencias que la vida le ha ofrecido, tanto las buenas como las no tan buenas.
Ciertamente daba gusto escucharla y verla cocinar, transmitiendo eso sabor que solo las abuelas nos transmiten en su buen hacer.
Se hizo popular en 1998 en Antena 3, en el programa “Un menú de 7 estrellas”, ganando como premio un apartamento en Torrevieja entre otros premios.
Después pasó a Telenovela con el programa “Planta Baixa”, donde grababa el programa desde su casa y atendía las llamadas en directo por teléfono.
Una mujer que nos deja una sonrisa en la boca, cuando la recordamos y un buen sabor de boca, por habernos acercado la gastronomía a nuestros televisores y a nuestra vida.
Somos en parte lo que comemos, pensamos y sentimos y a través de la gastronomía expresamos nuestra esencia.
Aquellos a los que nos gusta la gastronomía, sabemos el placer que nos da disfrutar de una rica comida, un buen plato en la mesa y más si se hace en buena compañía.
Alrededor de una mesa, históricamente se han acordado matrimonios, arreglado empresas, pactado buenas ventas e incluso realizado pactos de estado.
La gastronomía es una manera de unir personas y de que nos sentimos más cerca los unos de los otros, por ello, los cocineros, en los últimos años, han llenado las cadenas televisivas, brindándonos la oportunidad de aprender aquellas recetas que en su día nos parecía difíciles de realizar.
La cocina, en mi caso, es una tarea relajante, cuando se hace con tiempo y cariño y transmite de la persona que prepara los platos mucha información.
Aquellos buenos anfitriones que nos regalan una cálida velada culinaria hablan de su necesidad de dar cariño y amor a los demás.
A través de la cocina, nos expresan los que sienten hacia nosotros y lo agradecidos que se sienten por nuestra compañía, haciéndonos reír un buen rato y disfrutar de los secretos que sus manos albergan.
Por eso, querida Paquita, queda en nuestro recuerdo, tu paso en este mundo, por todos los momentos que nos hiciste sentirnos importantes y que éramos capaces de reflejar ese mismo cariño en otros.
Gracias por haber pasado por esta existencia, dejando huella en nuestras almas.
¡Descansa en Paz, querida Paquita!