Un ascenso exigible

Se puede entender que una parte de la afición, la más condescendiente y olvidadiza, quiera celebrar el que ya parece cercano ascenso a segunda división. No obstante otros eventos paralelos anteriores no admiten comparación. En primer lugar porque subir a Primera es otra cosa y después porque para valorar la conquista en su justa medida es preciso ver y analizar de dónde venía el Mallorca en cada caso.

Para mérito el de Miquel Contestí, sin un duro en las arcas y con un equipo confeccionado a base de voluntarios y futbolistas cedidos porque tenían que hacer la mili en Palma. Nada que ver con la inversión de un millonario americano con un consejero delegado cuyo sueldo es de Champions y con la plantilla más cara de la categoría. Aquello sí era para montar la semana grande. Esto de ahora solo da para respirar profundamente y agradecer que el suplicio del descenso vaya a durar solo una temporada.

Además, una cosa es la manifestación de la lógica alegría experimentada individual o colectivamente por cada seguidor, incluso por los jugadores y técnicos, que convocar fiestas desde el club como si hubiesen “fet un ou de dos vermells”, cuando simplemente han cumplido con su obligación, si todo acaba como ha empezado, después de abandonar al equipo a su suerte hace menos de un año.

A estas alturas del guión el Mallorca no puede estar fuera del fútbol profesional ni por equivocación. El listón no se puede colocar por debajo de este nivel y a título de exigencia, no de ruego o posibilidad. De lo contrario, que vuelvan a Arizona por donde han venido.

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias