Un buen candidato... y Rodríguez, ministro

Mateu Isern empieza en política como muy pocos en este siglo en España. Con 50 años cumplidos (51) ya tenía la vida hecha. No le debe nada a su partido, ni depende de él para subsistir. Durante dos décadas como militante no ha querido figurar, ni ha necesitado cargo y sueldo. Sin buscarlo, el abogado se ve en un papel en el que aún le cuesta imaginarse. Va a luchar por la alcaldía de su ciudad. Es el primer palmesano en mucho tiempo que se siente honrado ante semejante reto y posible responsabilidad. No es un profesional de la política. Es un neófito, al que aún tiembla la voz cuando se sienta ante la prensa. Sabe que todos sus gestos son escrutados y trata de medir sus palabras. Es locuaz y agradable, tiene planta y voz, habla indistintamente mallorquín y castellano. Es natural cien por cien. Así arranca una campaña que será intensa, si bien nadie le podrá reprochar el uso de la visa de Javier Rodrigo de Santos o que llamara a Eugenio Hidalgo y le dijera “es lunes y estoy en mi despacho”. Todo es nuevo para Mateu Isern. Y Mateu Isern es nuevo para todos. Su gran handicap es llegar a la plaza tan tarde. A menos de cuatro meses de la cita con las urnas, la actual alcaldesa le lleva una ventaja importante. La gran desconocida de las elecciones pasadas ya es muy ‘popular’, en el sentido literal de la palabra y no porque en 2007 la votaran descontentos del PP. Entonces Aina Calvo era “la nueva” y la que aportaba frescura entre los “veteranos” Eberhard Grosske y Catalina Cirer. La socialista tuvo menos de un año para darse a conocer y lo aprovechó bien. Su tirón personal permanece, si bien a estas alturas no es una mera joven preparada, con gran capacidad de comunicación y enormemente afable. Ha tenido cuatro años para gestionar, dirigir e instalar un carril bici en las Avenidas. Cuando el palmesano vaya a depositar su voto en la urna no pensará sólo “qué simpática me cae esta chica”. Para bien o para mal ya conoce y reconoce a la buena candidata que el PSOE presentó la última vez. Valorará si le parece bien el estrangulamiento del tráfico en la principal arteria de la ciudad y otras calles, la ampliación de la ORA al doble de plazas de aparcamiento, la obsesión con el tranvía que no hay dinero para poner en marcha, el abandono del edificio de Gesa hasta cinco meses de las elecciones… y que su nombre precede a las siglas que identifican al partido que ha llevado a España a la gran crisis en la que nos encontramos (y, encima, sin reconocerla, ni actuar hasta que estábamos muy hundidos). Los datos de la EPA no son los de una encuesta más y pasarán factura el 22 de mayo a todos los socialistas de España. El PP tiene, esta vez, el viento a favor y muchos ciudadanos confían en el cambio. También en Cort, con un partido renovado. Los ‘populares’ han elegido a un buen número 1, que puede sumar votos, aunque enfrente esté la mejor candidata socialista. La renuncia de Rodríguez. Forzado, pero sonriente, el ‘pepero’ más fuerte de Palma ha cedido los trastos al elegido por el presidente regional. Perseverante,  José Ramón Bauzà ha logrado imponer a su candidato. Le ha costado tiempo y esfuerzo. Además, aún deberá recompensar al líder local por los servicios prestados al partido y su movilización de las bases. Por lo pronto le incluirá en su candidatura autonómica. Después, la Autoridad Portuaria de Baleares y el Consorcio para la Playa de Palma podrían ser dos buenos destinos para un José María Rodríguez que bromea con un “¿y por qué no ministro?”. Que se prepare Mariano Rajoy, porque como el alicantino se lo proponga de verdad…

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