Los enfrentamientos en el PSOE, para ir en los lugares 'seguros' de las listas al Congreso de los Diputados y al Senado, no por previsibles en una situación de exceso de demanda y escasez de oferta, dejan de ser llamativos. Joaquín Bellón, el que fuera senador por ese partido dijo ayer en un periódico, en un artículo de su puño y letra, que su partido va hacia “una derrota más que probable”, y que a nivel interno no hay democracia porque “aunque se haga el paripé de la consulta a la militancia, al final la decisión ya estará tomada según los intereses de quien aspira a liderar el partido en la larga travesía que le espera a partir del 20 N.” No se va por las ramas y pone nombres y apellidos. Dice que “Armengol no va a permitir que ningún posible adversario en la carrera a la secretaría general disponga de una plataforma institucional para disputarle el cargo. Y el pusilánime Antich, el hombre sencillo, valedor de la opaca carrera política de la expresidenta del Consell, seguirá fiel a su carácter: dejar que las decisiones las tomen otros. En este caso otra. No habrá sorpresas. Ni el delegado del Gobierno, ni la exalcadesa de Palma liderarán ninguna lista, porque el precio a pagar sería demasiado alto.” Bellón, con la crudeza de quien conoce de qué habla -algunos otros dicen que hace esto porque está resentido-, anuncia que “no serán elegidos los de más relevancia social, ni los de más mérito y capacidad, si no los más sumisos al aparato. Un desconocido e infructuoso diputado palmesano, encabezará la lista al Congreso, mientras que la plaza de jubilación anticipada en el Senado se le adjudicará, por los servicios prestados, a un amortizado y periclitado político, siempre al calor del poder. ¡Un cartel para levantar los ánimos!
