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Un puzzle imposible

viernes 13 de mayo de 2022, 04:00h

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Hace unos días me pasaron unos datos que recogía un artículo sobre educación del que no he podido localizar la fuente, pero que arroja unos datos que a priori resultan interesantes y sobre los que merece la pena reflexionar y analizar si como país estamos yendo en la buena dirección.

Según este artículo, “de media, los alumnos españoles de Secundaria pasan en clase al año 1.054 horas. Exceden la media de los países que pertenecen a la OCDE, que se sitúa en las 919, y sobrepasan la media de los países de la UE consultados, que se quedan en 892”

Este dato es preocupante. Nuestros alumnos están más horas en la escuela y, sin embargo, aprenden menos. ¿Por qué? ¿Es el diseño de las asignaturas? ¿Es el diseño del currículo? Las preguntas que se me vienen a la cabeza son múltiples, y las respuestas, nulas.

Pero lo que es todavía más preocupante es que, en España, los alumnos superan en muchas horas lectivas a los alumnos de Secundaria de los países que se sitúan siempre entre los primeros puestos en los indicadores de la OCDE.

En concreto, las más de 1.000 horas que pasa el adolescente español medio en clase están muy por encima de las 874 de los alumnos noruegos y de las 830 de los suecos. ¿Y por qué los resultados académicos de estos países en las estadísticas internacionales son mejores que los nuestros?

Uno de los siete principios del aprendizaje es que éste debe construir conexiones entre áreas de conocimiento, y creo que aquí radica la diferencia entre nosotros y los demás. Alguna vez ya lo he apuntado en este espacio, haciendo un llamamiento al pensamiento del filósofo y pedagogo Emilio Lledó: hasta que no eliminemos la concepción asignaturesca de nuestro sistema, no podremos avanzar. Comparemos en qué inviertien los alumnos europeos sus horas en la escuela con los nuestros, y quizás obtendremos la respuesta.

A todo esto, se está situando a la educación española obligatoria ante la necesidad de tener que introducir más asignaturas sin saber muy bien a cuento de qué - presuponiendo complacer a compañeros de viaje gubernamental- mientras se da más tiempo a las asignaturas que ya existen y se reduce la carga lectiva de los alumnos.

No hace falta ser matemático para intuir que el resultado de esta ecuación es erróneo. O, lo que es lo mismo, un puzzle imposible.

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