El PSOE tiene razón, en parte, cuando critica que es impresentable que SFM esté sin servicio de limpieza, más de un mes después de las elecciones. Esto es una vergüenza. No hay derecho a que un servicio público por el que el ciudadano paga se preste en condiciones inadmisibles. Pero, en realidad, lo que es impresentable es que la limpieza de una estación de tren o de unos vagones de transporte esté pendiente de que unos políticos lleguen a ocupar un cargo y a tomar decisiones. Las empresas son organizaciones cuyos equipos deberían funcionar con autonomía, por lo menos en los ámbitos de decisión no políticos, al margen de quién o quienes nos gobiernan. ¿Por qué estas decisiones son políticas? La pregunta que nos deberíamos formular sería ¿Qué diferencia habrá entre el servicio de limpieza que contrate el PSOE o el PP? ¿Cómo podemos percibir que un andén ha sido sometido a una limpieza de derechas o de izquierdas? Ya les bastaría a los políticos con limitarse a tomar bien las decisiones estratégicas que sí tienen que ver con la política, como es la de qué hacer con los trenes, a dónde llevarlos o por dónde han de pasar, para que además se metan en cuestiones propias de la gestión del día a día.
