Hemos llegado al ecuador del verano. En realidad, ni en los trópicos, ni en el propio desierto, se sufre la percepción térmica y el bochorno que nos ha acompañado durante este mes de julio.
Hace seis semanas que empezó nuestro estío; el mismo tiempo que empezó el invierno en el hemisferio sur. Para unos y para otros, la estación del año más propicia para los viajes. La época que nos abre la mente, activa nuestro espíritu aventurero y nos traslada a destinos lejanos.
Los viajes internacionales nos trasportan a otros continentes, a otras culturas, a diferentes realidades sociales, con idiomas diversos, desiguales formas de entender la vida, de comer, de vivir y hasta de enfermar. En este sentido, los viajes a otros continentes son muy enriquecedores, nos dan perspectiva y ayudan, desde la diversidad, a superar los discursos territoriales radicales y excluyentes.
Sin embargo, estos viajes nos obligan a tomar precauciones de toda índole, también sanitarias. Las enfermedades más comunes son los procesos enteríticos, las diarreas. Muchos tienen su origen en el agua contaminada y el contagio se produce a través de las comidas, en general, lavadas con agua no potable. En otras ocasiones, simplemente se deben a serotipos distintos, de gérmenes habituales, con los que no está familiarizado nuestro sistema inmunológico.
El agua debe estar esterilizada, libre de gérmenes. Se puede esterilizar por medio del calor o con desinfectantes químicos, el más universal, más efectivo y más económico, sin ninguna duda, la lejía. La mezcla de cloro, sal y agua en cantidades muy pequeñas es la mejor garantía.
No son inhabituales la hepatitis A o la fiebre tifoidea. Son endémicas de todo el planeta y se presentan con mayor prevalencia en las zonas muy pobladas, de bajo nivel socioeconómico. Lugares en los que donde se tienen serias dificultades para el acceso diario a la comida y con sistemas precarios de eliminación de los residuos domésticos.
También son comunes las enfermedades adquiridas por picaduras de insectos o por la mordedura de otros animales. En este caso, las actuaciones de prevención más comunes se centran en medidas higiénicas tan simples como efectivas. El uso de repelentes de insectos o métodos de barrera tipo cortina.
Otras infecciones potencialmente graves se sortean con quimioprofilaxis -medicación preventiva-, o inmunización –vacunas-. Son conocidas las del paludismo (malaria o fiebres tercianas) y las de la fiebre amarilla; enfermedad viral, cuarentenable, sin tratamiento específico, pero fácilmente evitable con inmunización pasiva.
Otras enfermedades infecciosas como el Dengue, común en las épocas de lluvia en las zonas cálidas y húmedas del mundo, han dejado de ser extrañas para nuestros profesionales.
Las epidemias causadas, entre otros, por los virus Ébola, Marburgo, Nipah, Lassa, coronavirus, virus del Nilo Occidental, virus de Saint Louis…, han puesto sobre el tapete el riesgo que estos agentes representan para la salud pública global.
Entre las nuevas amenazas destaca el virus chikungunya. Se ha extendido rápidamente desde su área endémica, en regiones remotas de África hacia la cuenca del océano Índico y el Pacífico Oriental causando importantes epidemias en África, Asia, islas del Caribe y de la que hemos conocido los primeros caso importados.
Para facilitar los viajes sin sorpresas se adjuntan recursos en la red que nos pueden ayudar a la prevención de enfermedades infecciosas, que además disponen de una aplicación gratuita para los dispositivos móviles.
http://www.viajarsano.com/home.html
Se pueden encontrar consejos sanitarios para los viajeros, distribuidos en tres secciones: "A dónde ir" (Antes del viaje/después del viaje), "Vacunaciones" y “Enfermedades". Incluye documentos acerca de los consejos preventivos generales, el botiquín del viajero, consejos del día y ultimas noticias. Está avalada por Sociedad Española de Medicina Tropical y Salud Internacional.
Buen viaje





