La crisis surgida en las últimas semanas entre PP y Vox, a causa de la libre elección de lengua en la Educación, se ha cobrado su primera víctima política. El diputado autonómico por Menorca, Francisco José Cardona, que hasta el miércoles de la semana pasada ostentaba el cargo de portavoz adjunto del Grupo Parlamentario de Vox, anunció este jueves que abandona el grupo y todos los cargos orgánicos en el partido por discrepancias internas con la mayoría de diputados de Vox, debido al voto en contra del techo de gasto del Govern para 2024, un rechazo que bloquea la aprobación de los presupuestos de la Comunidad Autónoma.
Cardona explicó que no piensa renunciar a su escaño en el Parlament, donde seguirá como diputado no adscrito, votando en conciencia y según el pacto suscrito entre PP y Vox, lo que, a su juicio, Vox ahora no está haciendo, incumpliendo el acuerdo de investidura alcanzado el 28 de junio, ahora hace tan solo cuatro meses.
El también concejal en el Ayuntamiento de Maó defendió que la implantación de la libre elección de lengua en el sistema educativo debe hacerse según está pactado, progresivamente y sin prisas. En efecto, el punto 54 del acuerdo PP-Vox reza: “(…) En el ámbito educativo, los padres podrán elegir libremente el centro escolar para sus hijos, así como la primera lengua de escolarización. Nos comprometemos a extender este derecho en todas las etapas educativas antes de acabar la legislatura, sin excluir ninguna de las lenguas cooficiales”.
Xisco Cardona sostiene que “no todo se puede hacer en 24 horas. Se necesita articular medios materiales y económicos para que estas medidas puedan llevarse a cabo”. Y denuncia que “algunos han tenido demasiada prisa y eso ha llevado a una situación extrema”, lo que ha provocado que Vox esté incumpliendo el pacto con el PP.
La crisis interna que atraviesa Vox es evidente, por más que la niegue el nuevo portavoz adjunto del grupo parlamentario, Sergio Rodríguez, de forma bastante absurda. Cuando no llevamos ni medio año de legislatura, Vox pasa de ocho diputados a siete, lo que no es normal en absoluto.
Forzar la máquina de forma tan exagerada en materia lingüística, cuando el Govern del PP, bajo la presidencia de Marga Prohens, ha demostrado en poco tiempo su disposición de cumplir lo pactado, es una irresponsabilidad. Máxime cuando el bloqueo de la tramitación de los presupuestos del Govern supondría incumplir muchas de las medidas de enorme calado acordadas entre PP y Vox. Así, la postura injustificada de Vox pone en peligro el cambio político que la ciudadanía de Balears reclamó en las urnas el pasado mes de mayo.
El supuesto remedio que Vox estaría aplicando es mucho peor que la enfermedad que cree combatir, con el añadido de debilitarse a sí mismo y al Govern, trasladando a la ciudadanía una imagen de división que, como se ve, la oposición de izquierdas celebra sin disimulo y de la que saca provecho día a día.





