El cargo de presidente del Mallorca, aunque sea sin funciones ejecutivas o llamémosle sin cartera, exige mantener las formas en cuantos actos públicos se celebren y asista en representación del club o siquiera a título personal.
Ya tuvimos que llamar la atención con motivo de la visita al Vaticano durante una audiencia papal en la que Monti Galmés saludó a Su Santidad sin quitarse las gafas de sol, un detalle que no se le escapa ni a un niño. Ahora los colegas de Ara Balears han difundido una fotografía de una guapa modelo servida sobre una bandeja de fruta como postre de una fiesta celebrada en el Club Robinson, del que es director, a beneficio de la Fundación Rafa Nadal. Un gesto altamente criticado en las redes sociales y que, en efecto, machismo aparte, no se le antoja a nadie ni por el escenario, ni por los fines benéficos de la celebración cuando, además y entre otros, se encontraba presente la novia del tenista. Ha sido alguno de mis lectores aquí, en mallorcadiario.com, quien me ha pedido un comentario al respecto.
Yo, francamente, ni me había enterado. Y puede que al mallorquinismo sumiso y tan de mentirijillas como el del propio Galmés, Molango y su tropa, les parezca un hecho banal. Pues no, no lo es. El club ha sido representado por personajes de distinto pelaje, eso es verdad, pero también por otros mucho más conscientes de lo que ocupar esa silla representa, aunque desde la dimisión de Jaume Cladera no queda en aquel palco ni un átomo de señorío.
