Mariano Rajoy tiene un amigo. Se llama Artur Mas y es President de la Generalitat de Catalunya. Gracias a él y a su nueva cita amorosa y patriótica del nueve de noviembre, el descafeinado Presidente de España se está metamorfoseando en héroe nacional. Los sentimientos latentes, silenciosos y dormidos empiezan a despertarse de su letargo y como en The walking dead, reviven el sueño de los muertos a la espera de que de verdad un terremoto consiga desgarrar de la península a toda Catalunya. Rajoy habla y se le escucha, algo que hasta ahora era casi impensable. Ni George Clooney entrando en la fashion Nespresso tiene tantos admiradores como ahora el Presidente español. Mas ha irritado tanto a los españolistas que él solo le ha hecho el mejor de los favores al bipartidismo nacional. Los artículos 1 y 2 de la Carta Magna, aquellos que no permiten consultas ni preguntas y por tanto dejan fuera las dos que plantean Mas y sus colegas, están ya en boca de todos. Hasta Europa dice qué se debe o qué no se debe hacer y como Neruda, advierte a Mas que “eres libre de tomar las opciones que quieras, pero eres prisionero de sus consecuencias”. Aun así, no sabemos cómo acabará la historia, si al final tomaremos una taza de kazaar, de ristretto o un triste deccafeinato.
Todo parece tender a la baja, visto lo visto. Los guardias jurados podrán detener a los malos malotes y las enfermeras podrán firmar recetas después de unas horas de formación. La infanta Elena concede una entrevista que es portada de todos los medios y su frase más destacable es que está disgustada por algunas “situaciones incómodas”. Algo se deshace, se desvirtúa, se diluye, pierde el gas, inevitablemente. Algo nos aburre, hasta las causas penales que de tanto oírlas ya nos empiezan a importar un bledo. Sólo me queda pronunciar una frase, segura de que las cosas siempre pueden empeorar: What else? Como ven, practico mi inglés siempre que puedo para que no se diga, y ahora que ya sabemos que no somos països catalans, y ya que Clooney es inside, ha llegado el momento de reponer mi volluto. Un beso.



