Y ahora, a acabar con otra de las lacras de este país

Resuelta por ley la presencia femenina en los consejos de las empresas, prohibido el tabaco en todos lados, convertida España en el líder mundial en energías verdes, tras crear una economía sostenible, acabada por ley la violencia contra las mujeres, el Gobierno, por fin, aborda otro de esos grandes problemas que desesperan a este país: las escuelas que enseñan a los niñas y niños por separado. Se tramita una ley para recortarles la subvención por ser centros “sexistas”. Nosotros no lo guisamos, nosotros nos lo comemos. España sola en dirección contraria, bajo el liderazgo de la simplicidad, con ese inefable Zapatero al volante. En todo el mundo, incluso en los países más avanzados, y desde luego también en aquellos en los que la violencia de género es infinitamente inferior a España, hay escuelas segregadas. Canadá, Estados Unidos, Australia, Francia, Alemania y Gran Bretaña tienen incontables escuelas de este tipo sin que nadie en su sano juicio las cuestione ni, por supuesto, las denomine sexistas. No existe ningún estudio que afirme que los jóvenes que salen de estos centros educativos sean más violentos con el otro sexo que quienes salen de los centros mixtos. Incluso, hay estudios que certifican que, debido a que existe una demostrada diferencia en las edades de maduración entre chicos y chicas, esta segregación facilita la convivencia y mejora el rendimiento académico. Uno se pregunta: si es cierto que estas escuelas generan violencia, ¿no tocaría cerrarlas, en lugar de sólo retirarles el dinero público? Es decir que la gente que sí puede pagárselo, tiene derecho a una escuela sexista. ¿Esos hombres y mujeres violentos no van después a convivir con los que, protegidos por nuestras autoridades, han estudiado en escuelas no sexistas? Ni siquiera tenemos coherencia. Ahora, el siguiente paso en esta loca carrera hacia la estupidez integral, será prohibir que en los patios de las escuelas los chicos prefieran a los chicos para jugar y las chicas a las chicas. Y después, que una familia pueda tener dos niños del mismo sexo porque, aplicando la misma lógica, estaremos formando personas violentas que después matarán a sus compañeros. Este último periodo de Zapatero, con Pajín en la política social y de igualdad, va a ser terrible. Todos sus experimentos infantiles van a acabar en el Boletín Oficial, para desgracia y ridículo de España.

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