www.mallorcadiario.com
Yonquis de la dopamina

Yonquis de la dopamina

Por José A. García Bustos
sábado 10 de agosto de 2024, 12:43h

Escucha la noticia

La dopamina es conocida como la hormona de la felicidad. Es la que nos da la sensación de placer y relajación. La buena noticia es que es gratis y no hay que ir lejos a buscarla. Se encuentra dentro de nosotros mismos: en nuestro cerebro.

Pero la dopamina tiene dos caras, la dopamina larga que se genera con acciones lentas y permanece más tiempo en nuestro interior y la lenta que es la que se genera con estímulos rápidos y dura poco.

Esta última es la culpable de nuestras adicciones, tanto de las malas, como las drogas, como de las menos malas como es la adicción al chocolate o a estar pegados a la pantalla para ver la cotización de bitcoin.

No solo eso. Un exceso de dopamina lenta puede provocar a largo plazo trastornos como la esquizofrenia o el trastorno bipolar. Una baja carga de ella puede provocar con el tiempo, depresión y otras enfermedades psiquiátricas o neurológicas.

No quiero decir que se deba renunciar al placer del chocolate viendo una serie en la televisión después de un día de trabajo. Un poco de dopamina rápida no es malo. Se trata de buscar un equilibrio entre ambas, preponderando la dopamina lenta cuyos efectos beneficiosos tardan en irse. Algunas acciones que aportan dopamina lenta son la lectura de un buen libro, escuchar buena música, hacer ejercicio o relacionarse con otras personas.

La que engancha es la rápida. La que nos da placer aquí y ahora. Y así como viene se va. Easy come, easy go, dicen los ingleses.

De ella, cada vez necesitamos más dosis para mantener el mismo nivel de satisfacción, cuando antes bastaba con una pequeña cantidad. La dopamina rápida se obtiene, por ejemplo, cuando nos sentamos a ver una serie y nos damos un atracón de chocolate, palomitas o chuches.

Nuestro cerebro primitivo está programado para ahorrar energía innecesaria y le encantan los atajos. Eso iba bien para cuando éramos cazadores recolectores pero en una sociedad hiperestimulada hay que entrenar el cerebro. Preferimos comida rápida en lugar de cocinarla. Por eso triunfó McDonalds o Burguer King o se colaron en nuestras casas el microondas, el Yatecomo o las air fryers.

Además, vemos vídeos cada vez más cortos. Un vídeo de Youtube de más de 15 minutos ni lo miramos. Preferimos que la imagen antes que leer un libro, nos desplazamos en coche en lugar de ir en bicicleta o a pie aunque sea a dos manzanas. Mandamos mensajes en lugar de hablar y nos desesperamos si no nos contestan y nos dejan en leído, usamos cintas transportadoras en los aeropuertos o escaleras mecánicas en el metro, en lugar de andar o subir a pie, aunque vayamos sobrados de tiempo. A nuestro cerebro solo hay que enseñarle que el camino largo también da placer y es más duradero que el de los atajos.

La realidad es que cada vez necesitamos más estímulos para generar más dopamina y obtener el mismo placer. Por eso, ya no nos basta solo mirar la televisión sino que, a la vez, miramos el móvil y pasamos pantallas con contenidos cortos, de manera indefinida. Es lo que se conoce como scroll infinito y es el gran enemigo para nuestra salud física y mental.

Cuanto más tiempo pasamos haciendo scroll, más dopamina se libera en nuestro cerebro. Esto puede llevar a una adicción, similar a la que se produce con las drogas o el juego. Y, a largo plazo, a un deterioro de la salud mental.

Piénsenlo, hacemos scroll infinito en cualquier lugar: en el sofá, en la cama, en la mesa a la hora de comer o en el cuarto de baño. Antes de la aparición de los teléfonos inteligentes o tablets no lo hacían ¿verdad?

Pero ¿saben una cosa? No creo que hayamos llegado hasta aquí por casualidad. Creo que interesa tener una sociedad yonqui y narcotizada que trague con todo y no salga a la calle a protestar cuando nos roban nuestras libertades o cuando un presidente es capaz de lo que sea por asegurar su silla.

Los dueños de las grandes redes sociales son los amos del mundo y ganan teniendo adormecida a la población. Así lo afirmó un portavoz de las élites como es Yuval Noah Harari sobre su libro Homo Deus. Una breve historia del mañana: “En el siglo XXI gran parte de la población será innecesaria y los gobiernos invertirán menos en ellos. En los siglos XIX y XX las masas fueron vitales para la economía y, por tanto, tenían derechos”. Ahora sobran y habrá que tenerlos adormecidos con el metaverso y una paga universal para que no molesten.

Antes de que llegue masivamente el metaverso ya tenemos los Tik Tok, Twitter (X), Facebook o Instagram de turno que potencian los vídeos cortos y el scroll infinito, para tenernos drogados.

Y lo peor. Además de hacernos yonquis de sus contenidos, les regalamos toda nuestra información a coste cero para que hagan negocio con ella ¿No les pasa que están recibiendo, cada vez más, llamadas comerciales y de otra índole, de desconocidos que saben su nombre y sus preferencias? Aunque se han hackeado bases de datos, incluso de Hacienda, mucha información suya la proporciona las redes sociales. Cuando algo es gratis, usted es el producto.

Y para acabar. Los dueños de las redes sociales son los mismos dueños de las grandes farmacéuticas. Les interesa que seamos yonquis de la dopamina mala y seamos adictos a los fármacos como cura de enfermedades mentales. No les interesa que practiquemos aquellos hábitos que nos generan dopamina lenta. Somos líderes en consumo de ansiolíticos para combatir la depresión, ansiedad y otras enfermedades mentales. Por derivación, estamos en los puestos de cabeza en el consumo de protectores de estómago.

Tenemos la cura en nuestro interior y es gratis. La dopamina de largo recorrido es fácil de obtener y muy beneficiosa. Solo requiere del cambio de algunos hábitos.

Y aún no les he hablado de otras hormonas mágicas como la oxitocina o las endorfinas.

Más actividad física, más abrazos, más risas, más relaciones con amigos y con su pareja, más masajes, más baños de agua fría, más baños en el mar, más lectura en libros de papel, más imaginar cómo será el capítulo siguiente antes de abordarlo, más escritura a mano, más interactuación con animales, más generosidad con los demás, …

Todo eso libera hormonas mágicas y les dará salud. Y encima, todo es gratis.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios