Este martes, en el ciclo de ¿Cómo tratar con personalidades difíciles ?que ha organizado el prestigioso psiquiatra mallorquín, el Dr. Tomas Blanes, en Caixa Fórum, abordé como se construye nuestra forma de ser. Algunos dicen “soy como mi madre me parió” y otros soy “rebelde porque el mundo se ha hecho así” y ambos tienen razón. Genoma, ambioma, epigenoma y nuestra maravillosa neuroplasticidad que permite a nuestro magnifico cerebro reformatearse una y otra vez, a través de nuestras experiencias y aprendizajes.
El temperamento lo heredamos y el carácter lo adquirimos y la suma es nuestra personalidad. Todos somos un coctel de rasgos, aunque muchas veces algunas de ellos es más llamativo. Somos lo que sentimos, lo que recordamos, lo que olvidamos, lo que nos nutrimos, somos responsables de la jeta que paseamos, somos nuestros sueños y nuestros deseos, nuestras carencias ,somos nuestros mejores amigos y nuestros peores enemigos, somos lo que hacemos y como dice el poeta somos el tiempo que nos queda por vivir.
Una definición más actual diría yo soy yo, mi contexto, mi neuroplasticidad y mis redes sociales. Interrogarnos sobre cómo somos, no solemos hacerlo muy a menudo. Las prisas con las que vivimos no dejan resquicio a la necesaria introspección. Pero esto cambia cuando tenemos experiencias de sufrimiento y cuando nos sentimos lastimados y heridos. Cuando todo nos va bien, nadie suele planteárselo. Pero también es útil plantearnos que no somos.
Ahí van algunas sugerencias: No somos meadores de colonia, sudadores de chanel cinco ni defecamos perlas. Lo real no es perfecto y lo perfecto no es real. Desidealizarse es una tarea que dura toda la vida. Tampoco somos donantes de lo que no tenemos. Todos tenemos la necesidad básica de que nos quieran y de que nos re-conozcan y esta es una búsqueda que dura toda la vida y que a veces supondrá un alto riesgo. El que te quieran tiene el riesgo de que te rachasen. La partida de dados que es nuestra vida, empieza antes de que nazcamos y ahí el azar va a ser muy importante.
Nadie elige la lotería genética, ni la familia, ni la crianza, ni si es hijo único, o si tiene hermanos el lugar que ocupa entre ellos, ni el país ni la cultura donde crece. Somos fruto de mil casualidades. Los vínculos de apego, las creencias, los esquemas mentales, los valores que nos trasmitan nuestros padres y el contexto social y educativo condicionaran para bien o para mal nuestra adaptación vital.
A lo largo de nuestra biografía y de nuestro ciclo vital no tenemos que ser más humanos, (es imposible), el objetivo es sentirnos humanos, (reconociendo nuestra vulnerabilidad, nuestra indefensión y la necesidad de acompañamiento que tenemos). Es decir humanizarnos.
Recuerden en derrota transitoria pero nunca en doma y menos aún en quejorrea.