El antiguo Parque de Bomberos de ASIMA, hoy reconvertido en hangar logístico improvisado, ha sido este jueves el punto de encuentro entre el tejido empresarial de los polígonos industriales de Palma y varias de las entidades sociales que trabajan, día a día, con personas en situación de vulnerabilidad. Allí se ha materializado la decimotercera edición de la campaña Polígonos Solidarios, una iniciativa impulsada por la Asociación de Industriales de Mallorca (ASIMA) desde 2013.
Más de cuarenta empresas de los polígonos de Son Castelló y Can Valero han participado este año en la recogida de alimentos y productos básicos —desde comida hasta artículos de higiene y limpieza— que ya han sido distribuidos entre ocho entidades sociales de la isla: Cáritas Mallorca, Mallorca Sense Fam, Sos Mamás, Zaqueo, la Asociación Iglesia Evangelista, la Fundación Montisión Solidaria, la Fundación Patronato Obrero y la Societat Cooperativa Jovent.
La entrega se ha realizado en un contexto que, más allá del gesto solidario, vuelve a poner sobre la mesa una realidad persistente: la red de ayuda social en Mallorca sigue dependiendo en gran medida de campañas puntuales y de la implicación voluntaria de empresas y trabajadores. Un parche necesario, pero insuficiente, en una isla donde la desigualdad y la precariedad no entienden de temporadas altas.
ESFUERZO COLECTIVO DE LAS EMPRESAS PARTICIPANTES
Desde ASIMA destacan el esfuerzo colectivo de las empresas participantes y la logística desplegada —incluida la cesión de una furgoneta para la recogida de donaciones— como claves para el éxito de la campaña. Un éxito que se mide menos en discursos y más en estanterías llenas en comedores sociales y entidades asistenciales.
Trece ediciones después, Polígonos Solidarios confirma que los polígonos industriales no solo mueven mercancías y empleo, sino que también funcionan, al menos durante unas semanas al año, como una red de apoyo frente a la cara menos visible del bienestar mallorquín.







