Un partido político de cuyo nombre no quiero acordarme hizo pública hace unos días una nota de prensa en la que indica que ha dado un cursillo a sus dirigentes para el uso de las redes sociales. Si no me equivoco, el curso en cuestión debió tener lugar hace días, de forma que hoy deberíamos estar asistiendo al inicio de la familiarización de estos políticos con estos entornos. Tal vez en unos días ya estén moviéndose por la red. En unos seis meses tendrán suficientes contactos y seguidores, de forma que para el 2012 ya podrán tener un mínimo de influencia. ¿Hacen lo público igual que lo privado? Mucho me temo. Este anuncio, el del cursillo, es una tremenda necedad: demuestra que se han acordado tarde de algo que, en buena lógica deberían ya conocer y que, por supuesto, no les va a dar ningún resultado desde ahora al 22 de mayo, fecha de las convocatoria a las urnas. En realidad, esta nota de prensa, más que decirnos que están interesados en compartir su tiempo con nosotros en las redes sociales, lo que significa es que quieren dar una imagen mediática de algo que no sólo no les interesa, sino que ni siquiera lo van a experimentar, puesto que no llegan a tiempo de tener un contacto mínimo con los ciudadanos antes de las elecciones. ¿Hacen lo público igual que lo privado? ¿Sólo les preocupa darnos titulares con los que nos tenemos que creer que son cercanos? El desprestigio no se gana en un día sino con muchas tonterías como esta.
