El episodio de supuesta agresión sexual denunciada por una joven en Sineu, durante la fiesta del Much, ha encendido la voz de alarma ante una celebración divertida y original que está cogiendo gran fuerza y que en ningún caso merece ser noticia por cosas así. Lo cierto es que ante la proliferación de casos de mujeres que son objeto de tocamientos aprovechando la gran afluencia de gente en celebraciones multitudinarias, las instituciones llevan a cabo campañas de concienciación para disuadir a quienes tengan intención de actuar de tal modo, pues es intolerable que se actúe contra la libertad sexual de nadie y que se incurra en actos lascivos sin el consentimiento de la persona que es manoseada.
El consumo excesivo de alcohol y drogas, junto a una sensación de impunidad derivada de estar inserto en una masa de gente, hace que haya desaprensivos que se atrevan a cometer tales abusos. Frente a ello hay que reclamar insistencia en las campañas de concienciación y también una mayor presencia policial para evitar la sensación de impunidad. Hay que animar a las mujeres a denunciar, de modo que las Fuerzas de Seguridad puedan intentar identificar al autor de la agresión y ponerlo a disposición de la Justicia. Las fiestas son para que todos puedan divertirse, pero nunca unos a costa de otros y menos aún a costa de la libertad de nadie.
