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Vuelta al pasado

Aitana se pasa al analógico

Entre píxeles y filtros, hay quien todavía busca el alma de la imagen. Aitana, la voz que ya nos tenía conquistados con su música, ahora nos captura desde otro ángulo: el de la lente analógica. Un viaje visual que no solo destapa su faceta más íntima, sino que también nos recuerda la belleza de lo imperfecto.

Aitana Analogica

En plena era del scroll infinito, cuando las fotos duran lo que tarda un dedo en deslizarse, Aitana ha decidido dar un paso atrás. No como retroceso, sino como forma de reencontrarse con lo esencial. La artista catalana ha revelado una nueva pasión que hasta ahora mantenía bien guardada: la fotografía analógica. Sí, esa que huele a químicos y paciencia. La que se revela en cuarto oscuro y no en una app.

Lo ha compartido en su cuenta de Instagram, donde sorprendentemente no se limita a selfies y promociones, sino que también se atreve a mostrar fragmentos de su mundo personal, de su mirada detrás del visor. En su más reciente publicación, Aitana nos ofrece una serie fotográfica realizada en febrero desde República Dominicana, y el resultado es una pequeña ventana al verano que ella vivió fuera del foco mediático.

 

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Un carrete lleno de vida, amigos y autenticidad

Las imágenes nos transportan a una atmósfera cálida, despreocupada y real. Vemos a Aitana disfrutando de una partida de billar, compartiendo bebidas refrescantes bajo el sol caribeño y dejándose contagiar por la energía de un grupo de amigos.

Hay algo en estas fotos que no está en las digitales: la textura del momento. La película fotográfica no permite repetir. No hay “otra toma”. Y eso se nota. Cada encuadre es un latido. Incluso un simpático perro se cuela en el carrete, aportando su cuota de ternura y naturalidad.

La fotografía analógica como forma de resistencia creativa

Este acercamiento al formato analógico no es casual ni pasajero. En los últimos años, muchos artistas han comenzado a explorar esta técnica como una forma de expresión más sincera, más artesanal. La propia Aitana lo confirma, no con palabras, sino con imágenes que gritan libertad, nostalgia y arte.

Además, la elección de compartirlo públicamente no es trivial. En tiempos de sobreexposición digital, mostrar un proceso que requiere espera, intuición y riesgo, es un acto de honestidad creativa. Y también de valentía.

Tendencias que regresan para quedarse

El auge de la fotografía analógica entre los jóvenes y creadores de contenido está lejos de ser una moda pasajera. Plataformas como Lomography o el renacer de marcas como Fujifilm lo confirman. Hay una vuelta a lo tangible, a lo imperfecto, a lo que se guarda en cajas de zapatos y no en discos duros.

La iniciativa de Aitana, además de reforzar su imagen artística versátil y auténtica, podría inspirar a una nueva generación a mirar el mundo con otros ojos. Sin filtros, sin likes, pero con memoria.

¿Y ahora qué, Aitana?

Lo interesante será ver si esta exploración se queda en una anécdota o si la artista integra la fotografía analógica como parte de su identidad creativa. Tal vez veamos estas fotos impresas en un futuro libro, o como parte del arte visual de su próximo álbum.

Sea como sea, este nuevo hilo en el tejido artístico de Aitana deja claro algo: hay vida más allá del digital, y la suya está llena de luz, amigos, colores cálidos y una mirada propia que empieza a hablar también a través de una cámara.

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