No sé si es una impresión mía o nuestros líderes están cada vez más lejos de la ciudadanía; no me estoy refiriendo exclusivamente a los de este pequeño país. Hace tiempo que tengo claro que la ciudadanía es un mal necesario para los políticos; somos a quienes imponer sus ocurrencias.
A nivel de toda la nación la situación no mejora, el uso político que se ha hecho de una manifestación de repulsa del terrorismo es simplemente bochornosa; la repulsa la crean los independentistas pero también, en igual medida, el gobierno de la nación rodeado de unos acólitos medios de comunicación que cada día que pasa más gasolina echan al fuego para que no quede ningún puente tendido que cruzar.
Aún no es demasiado tarde para el diálogo, en democracia las disputas se solucionan desde la aplicación de la Ley pero también desde el diálogo; ahora que tanto se habla del espíritu de la transición quizás deberían repasar las crónicas parlamentarias para entender en qué consistió ese espíritu. La situación actual, en la que no hay riesgo de golpe de estado, es infinitamente más sencilla que la de entonces y, sin embargo, consiguieron la etapa democrática en la historia de España.
Nuestros líderes son sordos. Cuando escuchan lo hacen para replicar y no para comprender. En sus juegos políticos les da igual falsear la historia, inventarse orígenes de autores o cualquier otro tipo de aberraciones; si periódicamente judíos y palestinos se sientan en una mesa para resolver su conflicto ¿cómo es posible que aquí no suceda lo mismo?
Sinceramente creo que a la Presidente Armengol, al Presidente Rajoy, al Presidente Puigdemont les damos bastante igual los ciudadanos; no son conscientes que nosotros les hemos nombrado y nosotros les despediremos y que además pagamos su sueldo. Sólo quieren, caiga quien caiga, imponer sus ideas porque creen que son las mejores para esos ciudadanos a los que no escuchan.
No es pesimismo, es decepción de ver la poca talla de las personas que deben cuidar de nuestro bienestar y preparar el futuro de nuestros hijos. No sabemos vivir en democracia. Que pasen un buen día.





