A doña Manuela, alcaldesa de Madrid, le fastidia la versión de los hechos que dan los medios de comunicación y, sobre todo, la valoración que efectúan de sus decisiones políticas. Por ello, la exmagistrada ha optado por encargar una página web pública de contrainformación, para que todos los ciudadanos puedan darse cuenta de lo perversos que son los medios de comunicación privados y de lo fatal que es este invento de la libertad de prensa.
El asunto no es nuevo, más bien huele tanto a rancio que nadie se le acercaba, especialmente si tenía alternativas. Porque, claro, no solo a la peculiar primera edil madrileña se le pasan por la olla estas ocurrencias. Sin ir más lejos, hemos vivido una legislatura en la que la televisión pública de nuestra comunidad estaba materialmente custodiada por un guarda forestal, que hacía llegar mensajes a los directores de los programas para fulminar cualquier opinión mínimamente crítica con el govern, salvo, claro está, que esa opinión proviniera de un friki, que para eso existía una pequeña plantilla de frikis discrepantes que servían igual de bien al ejecutivo, con el aplastante argumento de ‘si este frikazo critica al govern, será porque Bauzá lo está haciendo bien’. Fastuoso.
Muchos de los tertulianos habituales de la radio y la televisión pública de Balears dejamos de ser llamados bien pronto por este motivo. Menudo honor nos concedieron sin saberlo.
Pero la munícipe por antonomasia de la capital de España no tiene televisión pública que la halague, no solo porque Telemadrid es de titularidad autonómica, sino, sobre todo, porque la comunidad, mecachis ya es mala suerte, está gobernada por el PP.
Así que, puestos a cocinar la información como han hecho todos los tiranos de cualquier ideología que en el mundo han sido, a doña Manuela solo le ha quedado la opción cutre de abrir una página web de pataleo.
Y no es que la Sra. Carmena no pueda tener su propia opinión sobre las cosas que se dicen o suceden –no le vamos a negar a ella también la libertad de expresión-, pero hombre, que estas agencias de contrainformación las tengan que pagar todos los ciudadanos de Madrid ya me parece pelín excesivo.
Quizás fuera mejor que hablase con otro paladín de la libertad de expresión, como Pablo Iglesias, y le pidiera bolivarianas referencias para hacer un programa al estilo del inolvidable ‘Aló presidente’ del comandante Chávez, que duraba seis horas y fue emitido durante trece años para sacar a los venezolanos del error permanente al que eran abocados por la prensa libre.
Eso sí, si la alcaldesa quiere jabón, que se lo pague de su bolsillo o del de sus no militantes.
