El Mallorca acaba de lanzar la campaña de abonados para la segunda vuelta, cuyo éxito deseamos sin que ello impida formular ciertas observaciones.Los dos últimos “slogans” parecen ideados por un enemigo. Del presuntuoso “I tu, ¿pujes?” basado en el perfil e imagen de un entrenador sin fotogenia y corto currículum –el “Chapi” Ferrer-, al posterior “amb tu ferem por” que, en efecto, ha funcionado en sentido opuesto al previsto, la “por” se ha instalado en el aficionado propio sin causar mella alguna en el contrincante ajeno. En ambos casos una producción poco trabajada y peor programada, sin un plan de medios adecuado y adaptado a la realidad de hoy.
El lanzamiento de esta segunda fase tampoco reúne ningún atractivo. La asistencia oficial a Son Moix no registra siquiera el número de abonados informado en la página web del club, la clasificación invita más a la preocupación que al optimismo y la transparencia de la gestión brilla por su ausencia. No es sólo una cuestión de eficacia, sino también de imaginación. En la tesitura de publicar el anuncio pertinente, alguien tenía que haber pensado en una nueva idea, un mensaje capaz de atraer a aquellos que, con sentido común, se veían venir la torta. Hace tiempo que el mallorquinismo sobrevive huérfano y no se ha dado un solo paso lógico para recuperarlo. Seguramente porque ni siquiera anida en sus mismísimos dueños por muchas milongas que nos quieran vender.






