La ya ex directora de Espais Naturals (Més per Mallorca) ya puede volver a su querida Tailandia cuantas veces quiera. Su compromiso con el Govern y con el conseller Vidal ha finalizado. Y lo ha hecho de forma abrupta. No ha durado ni un año y medio en el cargo. Un año y medio en el que ha recibido críticas tanto por sus decisiones como por su falta de capacidad o su trato arisco. No sólo la han condenado las cabras muertas en Es Vedrà o la tramitación del Parc Natural d'es Trenc-es Salobrar.
El canibalismo viene siendo una constante esta legislatura en la parcela de poder de Més. Se ha visto con Biel Barceló o Pere Muñoz, y ahora lo hemos vuelto a ver con Caterina Amengual. En su caso, hasta los funcionarios que la han rodeado durante algo más de un año critican su trato distante y falta de ímpetu. De eso, algo sabe quien escribe estas líneas. Hace menos de un mes, coincidimos en una expedición profesional a Cabrera. No nos conocíamos. No nos saludamos ni a la ida ni durante la visita a la isla. Sin embargo, Caterina Amengual, ya a la vuelta, se acercó con un afable "no nos hemos saludado ni presentado aún". Me acercó la mano, dos besos protocolarios, y cuando me decidí a presentarme y mencionar el nombre de este digital, la ya exalto cargo puso cara de rechazo, soltó la mano y espetó "quina peresa".
Es cierto. mallorcadiario.com ha desvelado muchas de las equivocaciones de su consellería, tanto de su dirección general como de otras. Es cierto también que quien firma tampoco derrocha afabilidad con desconocidos. Pero el cargo público era ella. Me ofrecí a discutir durante el trayecto cuantas quejas quisiera defender. Se negó. "Quina peresa".
Igual su "peresa" ha acabado con su carrera política. Más aún cuando uno escucha al conseller que la ha cesado justificar el relevo con un "necesitamos un nuevo impulso de la Conselleria". Un nuevo impulso 15 meses después de llegar y a más de 3 años de las próximas elecciones dice muy poco del cubicaje del cargo cesado.
