Ayer en el facebook, la que tenía que ser una futura amistad escribió: “Hola Pere, un gusto tu amistad. Tu nombre y tu cara me suenan, muchísimo, pero no recuerdo de dónde. Lo que sí no debe ser es por la ideología, que por lo que estoy viendo está en las antípodas de las mías. Pero yo siempre digo que con educación y tolerancia todo el mundo se entiende. Un abrazo.”
Sin misterios: finalmente compartimos amistad a través de la red social.
El caso es que cuando leí la respuesta intenté reflexionar sobre la ideología, la tolerancia y la educación. Analicemos las palabras de mi “amiga” facebookiana.
“Tu nombre y tu cara me suenan, muchísimo, pero no recuerdo de dónde”. A parte del símil televisivo (Tu cara me suena), se trata de una comentario común para personas que nos hemos dedicado a la vida pública, política y mediática. Feliz estoy de no ser el único despistado del mundo que no recuerda ni el nombre ni de donde conozco a la gente. Dos veces en una semana: un doctor de la UIB durante una conversación telefónica me dijo: “Anda, tienes el mismo nombre que un político que hubo y que después estuvo en la tele”. Mi respuesta fue obvia: “Sí, vaya coincidencia, no eres el primero que me lo dice. No lo conozco de nada”. ¿Mentiras piadosas, tal vez?
Sigamos con las frases de mi amiga. “Lo que sí no debe ser es por la ideología, que por lo que estoy viendo está en las antípodas de las mías.” Evidentemente, detrás de esas palabras podemos hacer todo un estudio sociológico y antropológico. El “no debe ser por la ideología” demuestra que nos relacionamos, nos unimos, nos apareamos, creamos comunidad con aquellas personas con las cuales compartimos una ideología, unos principios, unas maneras de entender e interpretar el mundo. ¿Realmente no podemos tener una gran amistad con alguna persona que tiene un pensamiento político radicalmente diferente al nuestro? ¿Puede existir una amistad a primera vista, irreflexiva, intuitiva, como puede existir una atracción sexual entre seres diferentes? O, al contrario, ¿la amistad es más meditada, precisa confianza, compartir ideales? ¿No estamos circunscribiendo demasiadas cosas a un ámbito político-ideológico que lo mediatiza todo? ¿No buscamos demasiados elementos de desencuentro y no degustamos las posibilidades de acuerdo? ¿No sería bueno trabajar más las coincidencias y no cebarnos en las divergencias?
“Pero yo siempre digo que con educación y tolerancia todo el mundo se entiende.” Esa fase final, pudiendo ser un contrasentido de la anterior, es preciosa. Con educación y tolerancia todo el mundo se entiende. O no, diría yo. Podemos no entendernos nunca, pero divergir educadamente nos hace más racionalmente humanos. Todo el mundo no se entiende a pesar de ser educados y tolerantes, pero sin duda con estos dos elementos conseguimos que las divergencias no se visceralicen (palabra inventada a partir de ahora). Y es que, hoy en día, hay demasiado forofismo (más palabras inventadas), demasiados forofos, entiendo por forofos aquellas personas que defienden un equipo de futbol, un partido político o una ideología a partir de una nula capacidad de reflexión autocrítica.
Sea como sea, feliz estoy de contar con una nueva amistad educada, tolerante… y argentina.