Me han preguntado qué opino sobre la atención mediática española por la elección del nuevo papa y he prometido que contestaría con este artículo. Creo que esta España nuestra, miente. Y miente para que nadie sepa la verdad de su pensamiento. Son la llamada en sociología “la mayoría silenciosa”. Los investigadores James Samuel Coleman y Elisabeth Noëlle-Neumann han analizado las razones de la mayoría silenciosa, en lo que refiere a sus relaciones con el resto de lo que llamamos la Opinión Pública. España tiene una empresa pública, el CIS, que es la que se encarga de hacer las encuestas cuantitativas y cualitativas de las opiniones de los españoles. Este Centro de Investigaciones Sociológicas es el que pública la encuesta de opinión, cada trimestre, y el barómetro de intención de voto, cada mes. Ese resumen que solamente lee Pedro Sánchez y su equipo para creérselo y el resto de expertos en Opinión Pública, como yo, para ver cómo nos mienten.
Según el barómetro de intención de voto, Pedro Sánchez es el político español mejor valorado, más respetado, y al que la gran mayoría progresista de este país votaría. También es el más guapo y más icónico. Eso se lo anticipó una reportera contratada por un jefe del PSOE, para que lo dijera en TVE, Inés Hernad, y le pagaron 5.000 euros, por dos conexiones en directo.
Según el informe sobre los españoles del mes de abril, el 56% se declara católico, entre practicantes y no practicantes. El 39 % dice que no cree en nada ni en ningún Dios. Así pues, ¿quién explica por qué todos los medios de comunicación de España han cubierto la muerte del papa, el cónclave y la proclamación del nuevo pontífice?
La mayoría de estos medios son ateos, aconfesionales, incluso comunistas, pero todos son Sanchistas. No interesa lo que pueda hacer bien la Iglesia Católica, sus curas y monjas, sus misioneros, y el resto de fieles que son buenos samaritanos. Eso no interesa, pero cuando la Corporación Progresista de Medios de Pedro Sánchez y Cia, dijo que el muerto, Francisco, había sido un papa rojo, se lanzaron a montar el espectáculo de la bienvenida del nuevo progreso en manos de la Teoría de la Liberación. Según Gustavo Gutiérrez, el cura peruano que le puso nombre, los pobres de todo el mundo están anonadados. Están desposeídos del ser. No son nada, hay que liberarlos y el mensaje de Jesucristo es la luz, es el faro que marca el camino en esa tiniebla,
Pobres que no son nada ni nadie, Pobres que no hablan, solo callan, mientras otros gobiernan y se enriquecen con el sudor del pobre. El que manda no escucha. El que manda no quiere que la mayoría silenciosa de España, que son un 30% de la población, siga callada y permitiendo al poder seguir mandando. Justo lo mismo que hemos visto, desde que el mundo es mundo, en todas las filosofías políticas, partidos políticos y líderes autoritarios. De derechas a izquierdas, nacionalistas, separatistas, asesinos y ladrones.
No es un problema de siglas, ni de modelos de gobierno, ni de modelos de Estado. Es un problema de pueblo que calla y otorga. Es el problema de ese 40% de los españoles que ha afirmado en la última encuesta que votaría a Sánchez.
Y como decía la canción de la Trinca: ¿y del PP?, na de na, na de na.
