Armengol debe llamar al orden a Busquets por alinearse con los antituristas

La intervención de Bel Busquets en el Parlament en el pleno de este martes supone un directo al mentón del turismo. Busquets ha vuelto a mostrarse ambigua en su condena a los actos de turismofobia en Balears, si bien en esta ocasión ha ido más lejos. La vicepresidenta del Ejecutivo balear, y máxima responsable de la Conselleria d'Innovació, Recerca i Turisme, ha traspasado la línea para ponerse de parte de los que cargan contra el turismo en lugar de defender los intereses de miles de empresarios y trabajadores de las Islas que viven de él.

En la cuenta de Twitter de Més per Mallorca se recoge y difunde la intervención de Busquets aquí recogida en su literalidad. Asegura que las manifestaciones antiturismo son “contra el modelo impulsado por este partido (se refiere al Partido Popular), un modelo de quien no quiere el turismo ni quiere a estas Islas”. Y concluye que se trata de “un modelo de destrucción y consumo de recursos que dejaba la riqueza en manos de unos pocos”.

La consellera Busquets debería reconocer que si el modelo turístico implantado es de “destrucción”, ello en buena medida se debe también a su partido. Olvida, o quiere olvidar, que desde que contamos con autogobierno se ha dado la alternancia entre populares y ejecutivos de izquierda y nacionalistas, de hecho ella es la número dos del ya tercer Pacto de Progreso. Orilla Busquets la responsabilidad que le toca. ¿Dónde estaban los nacionalistas entre los años 1999 y 2003, o entre 2007 y 2011? ¿Dónde están desde 2015? ¿Acaso todos los desmanes turísticos se producen casualmente en las legislaturas en las que ellos no forman parte del Govern?

Busquets hace suyo el ideario de la plataforma Terraferida cuando dice que el turismo “dejaba la riqueza en manos de unos pocos”. El turismo, además de ser el indudable motor de la economía balear, es el sector más transversal que pueda encontrarse y, por lo tanto, el que más riqueza reparte. De él, en mayor o menor medida, viven el hotelero grande y el familiar, el empresario de la oferta complementaria, sus empleados, el personal de aerolíneas y de navieras, los transportistas, los taxistas, las empresas de distribución de bienes y alimentos, bares y restaurantes, empresas y chóferes del transporte discrecional, agencias de viajes, comerciantes, oficinas de alquiler de coches, empresas de servicios, de construcción y reformas... Son los turistas los que también pagan el sueldo de Bel Busquets.

Nadie duda de que se han cometido excesos y de que las cosas podrían haberse hecho mejor. Y, salvo excepciones, la mayoría de empresarios y trabajadores que conforman ese universo transversal del turismo entiende que es necesario mejorar oferta y calidad incluso redimensionando nuestra escala para continuar siendo una referencia internacional. Busquets se ha pasado al otro lado. Su tibieza y permisividad con los colectivos antiturismo lanza el mensaje equivocado al visitante y daña a nuestra principal fuente de ingresos.

Bel Busquets es la número dos del Govern porque existe un número uno. Y ese número uno es Francina Armengol. La presidenta debe llamar al orden a sus socios de Més per Mallorca y muy en especial a Bel Busquets. La responsable de Turismo no puede alinearse con los que representan el antiturismo.

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