Imagen de Jaume Santacana

Jaume Santacana

El ocaso del peatón

Como ya es del domino público -y del privado- transitar, como peatón, por la senda de una acera de cualquier urbe actual se ha transformado en un ejercicio de riesgo; de alto riesgo, me atrevería a matizar. Y me atrevo, sí, sin ningún género de duda. Al sufrido peatón le

Un canguro en mi recuerdo

Hace sólo un momento he encendido mi televisor y me ha aparecido un canguro. No, no es lo que creen: no se trata de que de mi electrodoméstico audiovisual haya salido un canguro real, auténtico, innegable y vital; la cosa es (lo detallo para que no haya malos entendidos, que

El amor: dolor y goce

Hace mucho tiempo que había soñado con escribir unas lineas sobre el amor. Lo cierto es que mi edad ha ido subiendo dígitos de manera harto escandalosa y he acabando certificando aquello de “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” para convertirlo en un pecaminoso “no dejes para

Póngame con Cáceres

En mis años mozos, allá por la oscuridad de los tiempos, la modernidad sólo alcanzaba a asomar la cabeza. Mis abuelos (mis abuelas, porqué a mis dos abuelos les mataron la guerra y una angina de pecho) eran en blanco y negro; como las fotografías. Y, claro, los teléfonos también

De trenes y tomates

Llevo unos cuantos días dándole al magín, intentando resolver el enigma sobre la posible relación existente entre los trenes y los tomates. Todavía no he llegado a ninguna conclusión mínimamente plausible. Los articulistas solemos dar con el título de nuestros escritos, una vez éstos ya están puestos en solfa; es

Desde Colliure con amor

Emulando el título de una famosa película del no menos famoso James Bond, me han circulado por el cerebelo (mi cerebelo trabaja mucho mejor que mi cerebro, que suele ser más basto e incongruente) dos “palabros” -sí, en la España de finales del siglo XVIII el término “palabro” era de

Cenas veraniegas: posibilidades

En plena canícula –zona temporal en la que nos encontramos de lleno- se suelen montar una enorme cantidad de cenas, aunque no se sepan, exactamente, los motivos. En muchos casos, ni los hay. Aparte de las consabidas y criminales cenas familiares o las concertadas con amigotes groseros (o ambas dos

El bienestar del Estado

He pasado una semana en Suecia; concretamente en Estocolmo, su capital. Acabo de aterrizar en Barcelona y me he dado cuenta, inmediatamente, de que el avión no había estado dando vueltas por el aire y vuelto a Estocolmo. Ya sé que no suele pasar, pero nunca se sabe. En mi

Bailando voy

Ustedes me van a disculpar, pero debo confesarles un defecto (llámenle déficit, si lo prefieren) que, desde muy jovencito, me persigue en mi interior sin que yo pueda corregir por muchos esfuerzos que me proponga u objetivos que me plantee. Para su información, soy licenciado en Historia del Arte por

Desfachatez

El mundo de la filología anda, estos días, ciertamente revuelto; muy revuelto. La cosa va de unas declaraciones que el señor don Pablo Casado (jefe de la oposición al Gobierno de España en el Congreso de los Diputados) tuvo a bien efectuar, recientemente, en Palma de Mallorca, durante el acto

¡Uff, qué calor!

Sí, claro, se sabe a ciencia cierta. El calendario gregoriano -elaborado mayormente por criterios astronómicos- no ofrece dudas al respecto. A finales de julio toca calor, es decir, temperaturas altas, bochorno, sofoco, sequedad; es lo que hay. No deja de ser altamente curioso que, justo en esta época del año,

Caos, con C de Covid

Yo me las veía tan frescas, hoy, contándoles las delicias que me han acompañado, durante dos semanas, en mi placentera estancia en una casita de Waterloo, en Bélgica, justo en la línea fronteriza entre el país flamenco y el valón (por cierto -y a beneficio de inventario- les cuento una