Actualidad
Como ya es del domino público -y del privado- transitar, como peatón, por la senda de una acera de cualquier urbe actual se ha transformado en un ejercicio de riesgo; de alto riesgo, me atrevería a matizar. Y me atrevo, sí, sin ningún género de duda. Al sufrido peatón le
Hace sólo un momento he encendido mi televisor y me ha aparecido un canguro. No, no es lo que creen: no se trata de que de mi electrodoméstico audiovisual haya salido un canguro real, auténtico, innegable y vital; la cosa es (lo detallo para que no haya malos entendidos, que
Hace mucho tiempo que había soñado con escribir unas lineas sobre el amor. Lo cierto es que mi edad ha ido subiendo dígitos de manera harto escandalosa y he acabando certificando aquello de “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” para convertirlo en un pecaminoso “no dejes para
En mis años mozos, allá por la oscuridad de los tiempos, la modernidad sólo alcanzaba a asomar la cabeza. Mis abuelos (mis abuelas, porqué a mis dos abuelos les mataron la guerra y una angina de pecho) eran en blanco y negro; como las fotografías. Y, claro, los teléfonos también
Llevo unos cuantos días dándole al magín, intentando resolver el enigma sobre la posible relación existente entre los trenes y los tomates. Todavía no he llegado a ninguna conclusión mínimamente plausible. Los articulistas solemos dar con el título de nuestros escritos, una vez éstos ya están puestos en solfa; es
Emulando el título de una famosa película del no menos famoso James Bond, me han circulado por el cerebelo (mi cerebelo trabaja mucho mejor que mi cerebro, que suele ser más basto e incongruente) dos “palabros” -sí, en la España de finales del siglo XVIII el término “palabro” era de
En plena canícula –zona temporal en la que nos encontramos de lleno- se suelen montar una enorme cantidad de cenas, aunque no se sepan, exactamente, los motivos. En muchos casos, ni los hay. Aparte de las consabidas y criminales cenas familiares o las concertadas con amigotes groseros (o ambas dos
He pasado una semana en Suecia; concretamente en Estocolmo, su capital. Acabo de aterrizar en Barcelona y me he dado cuenta, inmediatamente, de que el avión no había estado dando vueltas por el aire y vuelto a Estocolmo. Ya sé que no suele pasar, pero nunca se sabe. En mi
Ustedes me van a disculpar, pero debo confesarles un defecto (llámenle déficit, si lo prefieren) que, desde muy jovencito, me persigue en mi interior sin que yo pueda corregir por muchos esfuerzos que me proponga u objetivos que me plantee. Para su información, soy licenciado en Historia del Arte por
El mundo de la filología anda, estos días, ciertamente revuelto; muy revuelto. La cosa va de unas declaraciones que el señor don Pablo Casado (jefe de la oposición al Gobierno de España en el Congreso de los Diputados) tuvo a bien efectuar, recientemente, en Palma de Mallorca, durante el acto
Sí, claro, se sabe a ciencia cierta. El calendario gregoriano -elaborado mayormente por criterios astronómicos- no ofrece dudas al respecto. A finales de julio toca calor, es decir, temperaturas altas, bochorno, sofoco, sequedad; es lo que hay. No deja de ser altamente curioso que, justo en esta época del año,
Yo me las veía tan frescas, hoy, contándoles las delicias que me han acompañado, durante dos semanas, en mi placentera estancia en una casita de Waterloo, en Bélgica, justo en la línea fronteriza entre el país flamenco y el valón (por cierto -y a beneficio de inventario- les cuento una