Han podido sorprender los elogios de Mariano Rajoy hacia José Ramón Bauzá por su gestión interna en el PP, pero el líder de los populares tiene razón. Bauzá heredó un partido cargado de problemas, azotado por la corrupción, y él ganó un congreso abierto a todos los militantes, y ha elegido los candidatos a las principales instituciones sin excesivos problemas si obviamos la nominación de María Salom. Por lo tanto, Bauzá ha superado un examen que no era fácil y Rajoy puede darse por satisfecho. Bauzá acertó al anunciar que los imputados no irían en las listas del PP y también tuvo olfato cuando decidió no aceptar todas las exigencias de Jaume Font, que no lideraría ahora la Lliga Regionalista si le llegan a ofrecer un cargo en las filas populares. El nombramiento de Mateu Isern como candidato es otro acierto de Bauzá, si bien gran parte del mérito es de José María Rodríguez, que sí ha tenido el sentido de partido que le ha faltado a Font. Quizás ahora le llega a Bauzá el momento de la verdad con la confección de las listas autonómicas, pero en líneas generales su primer año en la presidencia del PP ha tenido más éxitos que fracasos. Ahora le falta la hora de la verdad, que es ganar las elecciones del 22 de mayo, pero entre la ineficacia socialista y la crisis de la antigua UM se lo están poniendo demasiado fácil.
