Brecha digital

La LOE y la LOMCE recogían la competencia digital como uno de los pilares que sustentaban el sistema educativo para que nuestros alumnos adquiriesen competencia digital con el fin de poder tener habilidades y destrezas con las que desarrollarse como personas y como buenos profesionales en esta sociedad del siglo veintiuno.

La realidad se nos ha antojado tozuda puesto que el escenario en los centros educativos de toda España después de catorce años de vigencia de la LOE-LOMCE está a años luz de las pretensiones normativas. Este curso académico, las administraciones educativas han tenido que comprar deprisa y corriendo equipos informáticos para que los alumnos pudiesen llevar a cabo su tarea educativa. No en todos los centros por igual, pero en algunos esta brecha digital ha sido muy acusada.

Esta acción política in extremis no se tendría que haber producido si de verdad se hubiese realizado un despliegue de la ley de educación como toca. Esto demuestra que la ley, es un marco normativo teórico que está lejos de la aplicación real y diaria de las aulas. Ahora a los centros educativos les toca diseñar planes y programas para adaptar la educación no presencial con el fin de que los niños no pierdan el hilo de su proceso formativo.

Lo que nos espera el curso que viene es un misterio. La incertidumbre de cómo se van a reanudar las clases en los centros educativos nos hace vislumbrar que la brecha digital va a seguir encima de los pupitres. Es el momento en el que los centros educativos tienen que hacer un periodo de reflexión pedagógica y desterrar los denostados libros de texto y sustituirlos por licencias digitales.

Pero, una vez que el niño tiene la licencia digital... ¿con qué equipo informático se conecta? La situación económica de las muchas familias no va a permitir adquirir este dispositivo para sus hijos. Para eso va a tener que estar el centro educativo o la administración para poner una solución. Es aquí donde se debe reinvindicar la autonomía de centro.