Carta a SM el Rey Felipe VI

Señor, gracias por volver a Mallorca. Sea bienvenido y espero que se lo pase muy bien con toda su familia. Enhorabuena a usted y a la Reina Leticia por la educación que, se nota, han recibido la princesa y la infanta. Es la gran aportación de la monarquía el establecer el relevo natural de la corona y el mantenimiento de la Casa. Le he echado de menos todo este invierno. Han sido muchos días, semanas y meses de noticias muy desagradables que han empañado nuestra imagen internacional y nuestra categoría como país europeo. Sé que usted, señor, es el primero que pondría el grito en el cielo y llamaría al orden a los políticos que el pueblo ha elegido para que les representen. Pero, por desgracia, esa no es su función constitucional.

Señor, permítame recordarle una anécdota de su padre, el rey don Juan Carlos. Fue dos días después del 23F, cuando el rey llamó a Zarzuela a todos los representantes de los partidos políticos españoles con representación en el Parlamento. Se sentaron, cada uno en una silla, en círculo y sin mesa interpuesta. Es una de mis fotos favoritas de la historia moderna de España. Todos juntos, sin trabas ni separaciones, cara a cara, para reafirmar los valores constitucionales y en la apuesta por la democracia y el diálogo. La foto la encontrará en los archivos de la Casa.

Señor, hablando de fotos, recordará usted los miles de fotografías que le han hecho en el Mar Balear, en Cabrera, o en la Copa del Rey. Muy pocas, por cierto, comiendo pa amb oli, o sobrasada o ensaimadas que tanto le gustaban. Juventud divino tesoro. Las fotos quedan para el recuerdo, aunque lo verdaderamente importante son los recuerdos. Los sonidos, los olores, el viento en la cara, el sol en la piel, el sabor del mar en los labios y los ojos llenos del azul de nuestra bahía. ¡Qué lejos y qué cerca a la vez!

Señor, los mallorquines somos gente muy seria y discreta. Usted lo sabe. Ahora que ya tenemos una princesa, Princesa del reino de Mallorca, ya que ese título aún lo conserva la corona que usted, señor, tan dignamente representa, sería del agrado del 98% de los isleños que pasaran más días en Mallorca. Y que nos dejasen saludar a todos los miembros de la familia real, tal y como se ha venido haciendo desde la llegada de sus padres a Marivent, en el año 1973. Por cierto, un día de estos escribiré un artículo en el cual destacaré la voluntad de la reina Leticia en conservar para la familia este pequeño y austero palacio de Marivent y el anexo de Son Vent, que esperamos será adaptado para la Princesa de Asturias.

Y cuando se publique este artículo, señor, estará a punto la visita estival del presidente del Gobierno de España, el señor Pedro Sánchez, a Marivent. Sería anecdótico que aprovechase su conversación, después de los temas de Estado, para hablar de temas intrascendentes relacionados con el verano. Uno de ellos es la lectura de algún libro que nos refresque el alma. Como usted bien sabe, Gaspar Melchor de Jovellanos estuvo desterrado en Mallorca. Aprovechó su tiempo, entre otras cosas, para traducir el “Paraíso Perdido” de John Milton. Una visión del destino que le iría muy bien al presidente del Gobierno. Si lo llega a leer, cosa que no creo, seguro que le dará las gracias por tan adecuada propuesta estival.

Y gracias, señor, por cambiar el protocolo de la Casa en cuanto a la indumentaria en el verano mallorquín. Hace muchos años, en un acto de conmemoración del Diario de Mallorca, que presidió el rey Juan Carlos, nos moríamos de calor, asfixiados por la corbata y la americana del traje. Yo le pedí a Su Majestad que nos permitiese utilizar las guayaberas y olvidarse de la corbata. Don Juan Carlos me dijo: "Ojalá lo pudiese hacer. A mí también me molesta tanta ropa. Pero los de Protocolo no me dejan". El tiempo ha pasado y las normas también. Gracias por liberarnos de tanta etiqueta.

Señor, de nuevo, gracias por regresar a su casa de verano. Que lo disfrute.

Siempre a su disposición.