Charlie Brown y sus amigos

Hace ya casi setenta años, tuvo lugar el nacimiento oficial del entrañable Charlie Brown —Carlitos— y de la mayoría de sus inolvidables amigos, creados por la magia del gran historietista y dibujante norteamericano Charles M. Schulz (1922-2000). Las maravillosas tiras cómicas de los 'Peanuts' empezaron a publicarse el 2 de octubre de 1950 y siguieron editándose de manera regular hasta el 13 de febrero de 2000.

Empecé a leer las preciosas historietas de Charlie Brown en los años setenta. En ese momento ya formaban parte de ellas todos sus famosos personajes, que además del propio Carlitos eran Snoopy, Lucy van Pelt, Linus van Pelt y su manta, Sally Brown, Schroeder y su piano, el pájaro Woodstock, Peppermint Patty, Marcia o Franklin, entre otros. Años después, pude disfrutar de sus aventuras también en la pequeña pantalla, gracias a la serie realizada por otro grande de la animación, Bill Meléndez. Además, en los años ochenta compré unos pequeños volúmenes recopilatorios de las tiras de los 'Peanuts', que entonces publicó el Grupo Grijalbo - Mondadori. Todavía hoy los conservo. Mi personaje favorito era y sigue siendo Linus, quizás por ser el más bueno y desvalido de todos. Incluso lo tengo ahora como imagen propia en el whatsapp. Junto con su inseparable manta de seguridad, claro.

En el mundo del cómic ha habido y hay grandes autores y grandes personajes, pero no cabe duda de que Schulz y Charlie Brown formaron uno de los mejores y más brillantes tándems de la historia. Seguramente, aún hoy es posible encontrar en la memoria de millones de personas de todo el mundo, incluida la mía, un rincón muy cálido y agradable en el que aparecen, indistintamente, Snoopy persiguiendo al Barón Rojo o escribiendo una novela, Carlitos jugando al béisbol con su pandilla, Linus esperando la llegada de la 'Gran Calabaza' o chupándose el dedo, Lucy dando sabios consejos psicológicos por apenas cinco centavos o Schroeder interpretando con pasión romántica al maestro Ludwig van Beethoven.

A los seguidores de los 'Peanuts' siempre nos ha gustado mucho el mundo que Schulz mostraba en sus pequeñas —grandes— historias, un universo en el que es posible sentirse perfectamente reflejado a poco melancólico, solitario o tímido que uno sea o que así se sienta. El sutil y fino humor de sus historietas nos muestra un mundo que con una cierta frecuencia no acaba de ser del todo justo, sobre todo si uno es o se siente aún un niño. En ese microcosmos infantil, en ocasiones es tan difícil poder aprobar un examen en la escuela como llevarse bien con los hermanos o llegar a ser correspondido en el amor. Pero esos y otros pequeños contratiempos nos son mostrados, pese a todo, con una mirada siempre humana, tierna y compasiva.

Cada vez que leemos una tira cómica de Schulz, intuimos que Snoopy no terminará nunca su gran novela, que Charlie Brown no ganará nunca un partido de béisbol o que Linus nunca verá llegar a la 'Gran Calabaza', pero ello no nos disuade de seguir leyendo y releyendo esas historias llenas de encanto, inteligencia y piedad. Además, a veces se producen también pequeños milagros. Así, en una tira de los años ochenta Peppermint Patty respondió por vez primera correctamente a una pregunta que le habían hecho en clase, mientras que en una tira de los años noventa Charlie Brown consiguió su primer «home run» en un partido de béisbol. Nunca hay que perder la esperanza.

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