Cinco minutos treinta y cinco segundos

Ese es el tiempo que me tuvo radio taxi al teléfono en espera para decirme, después de explicarle a la impertinente señorita que el Gobierno de la Nación había aprobado un Decreto que limitaba esa espera a tres minutos, que tardaría como mínimo veinte minutos en poder llegar un taxi a recogerme.

Los servicios públicos, el servicio de taxis lo es, están como su nombre indica para atender las necesidades del ciudadano y para disuadirlo del uso del vehículo particular. Por eso tienen ventajas fiscales a la hora de la adquisición de un vehículo.

Soy habitual usuario del servicio de taxi y mis experiencias dan para escribir una novela, con la perspectiva del tiempo, de humor y costumbrista.

Desde el taxista que es de Vox y sigue a Jiménez Losantos y pretende convencerte de su bondad al que lleva la música a todo volumen y no le importa que andes subido en el asiento trasero y estés“disfrutando” de un servicio público.

Tengo que decir que la inmensa mayoría de los taxistas son profesionales serios y honrados y como todo en la vida siempre recordamos los que han hecho algo que nos llama la atención, como ese día que una persona ordenó parar el taxi, me explicaba la víctima hace unos días, debido a que el conductor no había pasado por la ducha en los últimos tres meses y el olor nauseabundo era insufrible, por no hablar del otro, eso lo viví yo, que conmigo dentro del vehículo pegó la última caladita y tiró, sin más, el cigarrillo por la ventana dejando la cabina del vehículo cual Londres en una madrugada de niebla.

Dicho cuanto antecede, que no dejan de ser anécdotas, lo que de verdad me molesta es que no pueda elegir el taxi en el que quiero ir cuando me subo en una parada sino que tengo que observar el orden de llegada. Les explico, al tener libertad en la elección de coche, no se piensa en la seguridad de los pasajeros, sino en su bolsillo, pues no es lo mismo sufrir una colisión a ciento veinte en una autopista yendo en un Dacia que en un Toyota por ejemplo.

Las posibilidades de supervivencia varían en función del taxi en el que vayas. En el momento que entra en juego mi seguridad debo tener libertad de elección, la alternativa es que el Ayuntamiento saque un concurso y decida el modelo y fabricante de todos los taxis, al modo de Londres. Deberían tener unos estándares de seguridad altos en atención del ciudadano o turista, persona al fin y al cabo.

Creo que si además de que los precios son los mismos tenemos derecho a tener el mismo confort en los vehículos; el taxi no es barato y unos mínimos de comodidad tenemos derecho a elegir los ciudadanos, y aquí es donde vuelvo a referirme a los estándares de calidad. Nada como los taxis de Noruega.

Nunca he entendido las cesiones de las administraciones ante ese sector, se les consiente que en cuanto empieza a llover desparezcan pues un golpetazo les puede arruinar la temporada y entiendo que no se lo pueden permitir, pero no podemos olvidar que estamos ante un servicio público y están obligados a cumplir con sus obligaciones. ¿Qué diríamos por ejemplo si la farmacia de guardia no abre porque llueve, por ejemplo? Pues en esas estamos.

Lo que le vendría muy bien al taxi sería la competencia, la competencia es algo que nos viene muy bien a todos, competir nos hace ser mejores, más eficientes y nos obliga a prestar mejor servicio, con la prohibición de que los taxistas tengan consecuencias una vez más perdemos los ciudadanos con el riesgo de que la calidad del producto empeore; ¿Por qué un ciudadano de Madrid tiene una alternativa al taxi y el mismo ciudadano en Palma debe pasar por el monopolio? Es difícil de justificar.

El argumento de que se ha especulado con el traspaso de licencias a mí no me sirve. Montaron un negocio y se han cambiado las reglas del juego a mitad de camino (el precio de la gasolina es un claro ejemplo). ¿A cuántos empresarios no les pasa a diario? Pensaban hacer un negocio y les será difícil recuperar la inversión… pues que compitan, que cuiden al cliente, que mejoren el servicio y la atención al ciudadano que como buen servicio de la ciudad de Palma no funciona.

Almirante, Alcalde Hila, sea valiente y osado, por una vez en la vida; haga que parezca que los ciudadanos le importamos un poquito. Meta mano al sector, permita la competencia y verá como todo, a su pesar, irá mejor.

Personalmente, Almirante, le haré una confidencia, pero que quede entre Vd. y yo, como dijo Fraga “que no salga de España”, creo que Vd. tiene como todos una misión en la vida y la suya es hundir a la Presidente Armengol pues tiene, apreciado Almirante, la habilidad contraria al Rey Midas (sale en google).
Por último les diré que el día que se dejaron pintar de blanco los taxis, en lugar del clásico vainilla y negro, los ciudadanos perdimos una seña de identidad y creo que fue en el mandato de un Alcalde del PP, nos robaron algo a la Ciudad.

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias