Estos americanos son bien complicados: tienen que reunirse para decidir el techo máximo de gastos, necesitan que todos los partidos estén de acuerdo, que haya un debate y que se vote en el Congreso y en el Senado. Aquí no, aquí somos mucho más efectivos. Aquí simplemente gastamos. Con tanta ferocidad que no sólo no informamos a los ciudadanos, sino que ni siquiera la oposición sabe de qué va. No necesitamos autorizaciones ni nada de eso que complica la vida a los americanos. Ustedes verán: nada como el sentido práctico de España. Todo es más rápido, sencillo, efectivo.





