Como una gota malaya, el trabajo interno de Biel Company en el PP balear va acabando con los restos de una estructura anquilosada, cautiva de personajes turbios, mermada por los múltiples casos de corrupción de sus predecesores y casi hundida por la nefasta gestión de José Ramón Bauzá y sus adláteres.
Company tiene la oportunidad de liderar en nuestras islas un proyecto nuevo, de corte centrista, que le permita mantener la interlocución con otras fuerzas políticas. Las épocas de las mayorías absolutas son, probablemente, historia.
Además, visto lo visto en Cataluña, sopesando los resultados del discurso rancio de Albiol y de la miopía cercana a la ceguera de Rajoy, parece que va siendo hora de renovar por completo el abanico de cabezas visibles del principal partido de ámbito estatal.
Es muy posible que, como casi siempre, Rajoy llegue tarde, pues no ofrece un solo indicio de tener intención de apartarse para dejar pasar a una nueva hornada de líderes. Al contrario, elucubra ante los medios con volverse a presentar, algo que sería catastrófico para su partido y, por el contrario, una bendición para otras fuerzas como Ciudadanos y hasta para el PSOE.
Rajoy es un líder amortizado, perteneciente a una generación que colmó ya sus expectativas hace veinte años. A mayor abundamiento, pesará sobre él, en el mejor de los casos, la permanente sospecha de participación más o menos activa en gravísimos asuntos de financiación ilegal y corrupción en el partido, que están siendo investigados por los jueces y que sin duda supondrán elevadas condenas para muchos de sus colaboradores más estrechos hasta épocas recientes.
Por ello, Alberto Núñez Feijoo, Cristina Cifuentes, el propio Biel Company y otros líderes de esta nueva generación están llamados a tomar el mando de la nave conservadora, arrojar por la borda de una vez el lastre de la corrupción y poner rumbo hacia la centralidad política que es la que, en España, da y quita mayorías.
