El top manta ha vuelto con fuerza a las calles de Palma y de los principales enclaves turísticos de Mallorca. Junto con el turismo también ha regresado la venta ambulante ilegal, que compite vendiendo falsificaciones en la misma puerta de los comercios legales, con grave perjuicio para estos últimos.
Los comerciantes critican la tolerancia con que las administraciones suelen encarar este problema; un realidad creciente que les supone a los locales legalmente establecidos una competencia desleal que no paga impuestos y resta ventas al comercio legal. El problema es especialmente notorio en las principales calles comerciales del centro de Palma, las más concurridas por los turistas.
La asociaciones de comerciantes han reclamado a Cort que actúe ante esta masiva presencia de manteros y refuerce la presencia policial. No se trata de criminalizar a quienes forman el último eslabón de esta práctica ilegal, sino de atajar el problema desde el origen, actuando contra las mafias que utilizan una población vulnerable de inmigrantes para dar salida a productos de ínfima calidad.
Por ello la respuesta oficial a los comerciantes no puede resumirse en que presenten las correspondientes denuncias administrativas ni exigirles que sean ellos los que busquen alternativas a los vendedores ilegales. Hace falta más control policial en la calle y contra los explotadores que se sirven de los manteros, que deben encontrar alternativas viables a través de las administraciones.
Lo que no procede es mirar para otro lado, tolerar la competencia desleal que sufren quienes pagan impuestos y crean puestos de trabajo o, incluso, justificar desde la administración una práctica que es ilegal mire como se mire.
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