El argumento más repetido por los detractores de los cruceros es que cada crucerista deja tan solo entre 30 y 35 euros de gasto medio en Mallorca. Esta cifra proviene de fuentes como el IBESTAT, pero es engañosa e incompleta.
¿Por qué? Porque no contabiliza el gasto realizado a través de las excursiones organizadas por las navieras. Un caso real: hay grupos de cruceristas que, cada semana, se desplazan en transporte discrecional con guía oficial hasta un conocido hotel en Deià, donde el cubierto cuesta como mínimo 150 euros por persona, sin contar transporte, guías ni seguros. El precio total de esta excursión ronda los 280 a 350 euros por persona. Para IBESTAT, ese gasto es 0. Esto no refleja la realidad. Se excusan diciendo que es por cómo se hacen las encuestas y que la metodología les viene impuesta, bla, bla, bla... Pero sus encuestas no reflejan la realidad del gasto, que podrá parecer mucho o poco, pero que claramente no está bien representado.
Casi todo ese gasto sí se queda en la isla, pero no figura como “gasto del crucerista” en Mallorca porque se paga desde el barco, lo que distorsiona gravemente la estadística.
Otro ejemplo: un turista que llega al aeropuerto de Palma, se sube directamente al crucero y no visita la ciudad porque embarca ese mismo día. Entre asignar el camarote, hacer el simulacro de seguridad, deshacer la maleta y recorrer el barco, normalmente no le da tiempo a bajar a Palma, por lo que ni gasta dinero ni ocupa espacio en la ciudad. Sin embargo, IBESTAT lo cuenta como “excursionista en Mallorca”, aunque su gasto ha sido
cero euros. Y al incluirlo en la estadística junto con los que sí bajan y sí gastan, la media de gasto baja mucho. Esto distorsiona la realidad, no se está midiendo bien el impacto económico real de los cruceristas, y por eso aparece esa cifra tan baja y engañosa de 34 euros por persona.
Señores del IBESTAT, todos sabemos cómo se calcula un gasto medio: se debe considerar únicamente a los cruceristas que bajan a tierra de excursión, y dividir el gasto total entre ese grupo que, efectivamente, gasta en excursiones, transporte, comercio, restauración, golf, y otras actividades. Es un cálculo sencillo; no lo compliquen ni lo tergiversen.
Estudios internacionales, como el de Deloitte encargado por la Unión Europea, sitúan el gasto medio por crucerista en Baleares en torno a los 213 euros, incluyendo restaurantes, comercios, transporte y excursiones. Una diferencia tan abismal solo puede explicarse por una metodología incorrecta por parte de IBESTAT.
Si queremos hablar de gasto, supuesta saturación, impacto ambiental o regulación de flujos, hagámoslo con honestidad, sin manipular cifras para alimentar discursos.


