Las criaturas de Sánchez

Como en los antiguos circos y en los espectáculos itinerantes del salvaje Oeste, Sánchez ha conformado un florido ramillete de criaturas a las que exhibe y maneja a su antojo, como si hubieran sido sometidas a golpe de látigo, solo que en este caso el pánico al restallo del zurriago se trueca por el terror a perder el favor del líder supremo -el maestro de ceremonias de este circo-, o a caer en desgracia y quien sabe incluso si a algo mucho peor, tener que acabar trabajando, maldición a la que las criaturas del circo sanchista son alérgicas de nacimiento.

Sin precedentes en la historia de España, ni siquiera en nuestras más lóbregas épocas pretéritas, las criaturas de Sánchez, producto de su artera mente, ejecutan ante el enfervorecido público de la progresía y la timorata audiencia demócrata toda suerte de números, a cuál más arriesgado, con trapecistas especializados en dibujar temerarias volutas sin red sobre el Código Penal -alguno, para su desgracia, acaba cayendo- y disciplinados subalternos realizando malabares en sus ruedas de prensa para demostrar la incontestable y más que centenaria honestidad socialista.

¡Pasen y vean! El Maravilloso y Presunto Circo Sánchez no les ofrece, ¡no! la vulgar exhibición de la mujer barbuda o los hermanos siameses, ni el forzudo con su mostacho y su malla de rayas, o el hombre elefante, o el gigante de Altzo, ¡nada de eso!

Sánchez les trae a todos ustedes, por el módico pago de sus impuestos, un asombroso elenco de presuntos delincuentes, ministros saltimbanquis y militantes oligofrenizados -paladines del antifascismo-, que harán las delicias de toda la familia y, entretanto, redimirán al proletariado de las garras de tanto facha suelto.

Abre la pista central Koldo García -y este sí que no desdiría en un circo decimonónico-, fornido portero de puticlub, violento delincuente presuntamente rehabilitado (dos veces), y, más presuntamente aún, reincorporado al hampa de relucientes guantes (y mascarillas) blancos. Contemplen a semejante prodigio, ¡el aizkolari socialista por antonomasia!, acompañado de sus siempre inseparables e inigualables José Luis Ábalos y Santos Cerdán, los coulrofóbicos payasos listos de este circo, promotores de empleo en casas de lenocinio y putiferios de carretera, que lo mismo acurrucan en su regazo a una progresista ministra venezolana recién aterrizada, que distraen sobres con papelitos de colores (todo ello, presuntamente).

¡No dejen de ver al mago Aldama, con su chistera repleta de centenares de conejos podridos!, ni a su ayudante Leire Díez, militante dimisionaria dispuesta siempre a ser aserrada por la mitad para honrar al bello director del coliseo sanchista, tan jodidamente guapo, que hasta la simpar Blancanieves perdería el envite ante el espejo mágico. Maravíllense con las prodigiosas investigaciones periodísticas de Leire y con sus amorosas recomendaciones y loas a la Benemérita, ejecutadas con maestría sin par mientras se desnuda(intelectualmente) en una picantona y animada rueda de prensa.

Deslúmbrense con las encuestas del volatinero Félix Tezanos, capaz de justificar ante los niños la necesaria canonización exprés de Sánchez y sus mayorías de geometría variable.

¡Y, con todos ustedes, al fin!, ¡¡¡la familia Sááánchez!!! (atronador aplauso)Saltan a la pista los investigados Begoña y David, auxiliados del ínclito Gallardo, y lo mismo realizan acrobacias sobre un escaño aforador, se sacan de la manga una ubicua dirección de artes escénicas, que imparten jugosísimos posgrados universitarios ante el pasmo del respetable, mientras todos ellos apelan autos judiciales sin parpadear.

Y, como número final, el sacrificado Álvaro García Ortiz ejecutará mortales equilibrios sobre el banquillo de la Sala Segunda del Tribunal Supremo mientras, sin manos, formatea comprometidos teléfonos móviles, en tanto que a sus pies Cándido Conde Pumpido espera para abortar su caída con su salvífica red constitucional.

A las puertas, Francina Armengol, aburrida de su triste papel, despacha entradas y se lima las uñas; Félix Bolaños reparte entre la chiquillería sabrosas piruletas lobotomizantes, y los exjueces Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska recogen con entusiasmo progresista las gigantescas y apestosas cagadas de los elefantes de este circo.

Lo dicho, pasen y vean.