En este capítulo vamos a arrojar luz sobre la supuesta saturación que algunos detractores del turismo atribuyen a los cruceros en Palma. Lo haremos con datos reales, comparaciones objetivas y argumentos respaldados por estudios y por la experiencia directa del comercio del centro.
Pongamos el contexto, cuando empieza el calor, de junio a septiembre, la ciudad se vacía. La gran mayoría de turistas de hotel/vacacional, en general, no vienen a Palma, salvo si el día está nublado. Los únicos que se atreven a recorrer la ciudad a 35 °C son los cruceristas.
Los negocios del centro de Palma no pueden sobrevivir únicamente con residentes. Las rentas y los gastos están adaptados a una afluencia variada: residentes, turistas de hotel/vacacional y cruceristas. Si uno de estos tres perfiles falta, se resiente todo el ecosistema comercial.
Es un hecho que los días nublados, haya cruceros o no, Palma presenta atascos y gran afluencia de personas. Otro dato importante es que el centro histórico de Palma es más grande que el de Barcelona y el segundo más grande de Europa.
Los críticos del turismo de cruceros aprovechan precisamente esos días nublados para generar confusión y responsabilizar a los cruceros de una saturación que no les corresponde. Un ejemplo: en el puente de mayo del 30 de abril al 3 de mayo, estaba la Feria Náutica en el centro de Palma, que atrajo a unas 30.000 personas en varios días. Coincidió que el viernes 2 de mayo estuvo nublado y se complicó la situación en Palma entre turistas de hotel/vacacional, la feria, y los medios culpabilizando a los cruceristas de la situación de la ciudad, cuando ese día solo unos 2.000 cruceristas visitaron la ciudad. Aunque pueden tener su parte de responsabilidad, 2.000 personas repartidas por todo el centro histórico no justifican las complicaciones que se vivieron. Palma, a pie, puede absorber perfectamente ese volumen.
Por lo general, de cada tres cruceristas:
- Uno se queda en el barco.
- Uno hace una excursión organizada por la isla.
- Y solo uno pasea por Palma ciudad.
Así, si llegan tres cruceros de tránsito (algo poco frecuente, ya que suele haber alguno con base en Palma, y estos casi no bajan a la ciudad) con un total de 15.000 pasajeros suponiendo que van totalmente llenos y los tres sean barcos muy grandes (también poco frecuente), solo unos 5.000 llegan al centro, distribuidos durante todo el día. Palma tiene más de 2.000 locales comerciales en su casco histórico, eso supone una media de 2,5 cruceristas por comercio al día. ¿Eso es mucho?.
Para ponerlo en perspectiva, los centros comerciales de Palma reciben una media de 27.000 personas al día, unos 9.000.000 al año, y el centro histórico de Palma es al menos seis veces mayor que ambos juntos.
Hay un dato irrefutable, cuando está nublado, el Ayuntamiento activa la llamada “Operación Nube” para gestionar los flujos de visitantes. En cambio, cuando hace buen tiempo y llegan tres cruceros, no hace falta ningún tipo de operación por parte del Ayuntamiento, y nunca se ha necesitado. ¿Por qué? Porque ni los cruceros ni los cruceristas suponen, por sí solos, un problema para la ciudad.
Desde la firma del acuerdo de autorregulación (el MOU) entre el Govern Balear y las navieras en 2021, el tráfico de cruceros en Palma ha experimentado un descenso. En 2019, llegaron a la ciudad 2.220.132 cruceristas. En 2023, esa cifra se redujo a 1.897.381, lo que supone 322.000 pasajeros menos y una bajada del 14,5 % respecto al último año pre pandemia. Si comparamos con 2024, el descenso continúa: en 2024 llegaron 1.840.000 cruceristas, lo que supone un 17,13 % menos respecto a 2019. También ha bajado el número de escalas desde la entrada en vigor del MOU. Aunque esta medida se presentó como una solución a la supuesta saturación turística, la realidad es que los más perjudicados han sido los pequeños comercios y los restauradores, que dependen en buena parte del gasto de estos visitantes, especialmente durante los meses en que otros turistas apenas pisan la ciudad por el calor.
Hoy, como máximo, pueden llegar tres cruceros al día. Pero ¿qué significa eso para una ciudad como Palma? ¿De verdad puede hablarse de saturación con apenas 2,5 personas más por comercio?
Venecia recibe entre 25 y 30 millones de turistas al año. Palma no llega ni de lejos a esas cifras. Mezclar Palma con Venecia, Santorini, Mykonos o Dubrovnik es, literalmente, como mezclar ous amb caragols. No tiene sentido.
Palma no es una ciudad diminuta ni cerrada sobre sí misma. Era y es una capital mediterránea, con una infraestructura urbana sólida, una red de transporte pública razonable, un tejido comercial variado y grande. No estamos hablando de pueblos de pescadores pequeños . Estamos hablando de una ciudad viva, que se ha nutrido históricamente del mar, del comercio y de la hospitalidad.
El problema no es la presencia de cruceristas, sino la falta de empatía hacia quienes dependen de ellos para subsistir. Sin los turistas, muchos negocios no resistirían los meses de verano, y lo que realmente ahoga a Palma no es el turismo, sino los discursos vacíos y demagógicos que demonizan al visitante pero ignoran al comerciante.
Comparar Palma con Venecia, Santorini, Mykonos o Dubrovnik no solo es injusto, es deshonesto. Es ignorar la escala, la estructura urbana, la historia y, sobre todo, las necesidades reales de nuestra ciudad. Es una narrativa emocionalmente manipuladora que juega con el miedo al colapso, cuando en realidad lo que hay es un colapso económico en muchos negocios cuando los cruceros no llegan.
Quienes se dedican a demonizar los cruceros parecen olvidar que detrás de cada tienda hay familias que viven de las ventas. Que los trabajadores del comercio también tienen derecho a un futuro. Que los meses de verano no son fáciles, y sin la llegada de esos visitantes que aún se atreven a caminar a 35 grados por Ciutat, muchos negocios simplemente no resistirían.
Esa imagen de Palma con una sola foto tomada en un día nublado ha servido para construir un relato distorsionado, que responsabiliza a los cruceros de todos los problemas de la ciudad, es como sacar una foto durante la salida de un Madrid-Barça y decir que la zona del Bernabéu siempre está así
La limitación de cruceros ha tenido un impacto negativo real en la economía local. Se ha construido un relato basado en percepciones e intereses alejados de la realidad diaria del comercio y de la ciudad. Mallorca no puede permitirse seguir perdiendo cruceristas sin poner en riesgo su tejido comercial.
Un comentario
añadir que la mayoria de los que se quejan tienen un sueldo fijo de funcionario que pagamos todos de nuestros impuestos y que si no fuera por el turismo no podriamos pagar y lo mismo decir de esos progresistas que viven de paguitas de partidos subvencionados.