De cómo Baleares cuadruplicó su deuda

Hace unos pocos días, la Sindicatura de Cuentas de Baleares establecía que el endeudamiento del Govern Balear se incrementó más de un ochenta por ciento durante el mandato del Partido Popular, entre el año 2003 y 2007, llegando a los 2.700 millones. El conseller Manera, en una entrevista dominical en Diario de Mallorca, de forma un tanto cándida, reconocía que él pasaría a la historia (ya le gustaría) como el conseller que duplicó la deuda de las Islas durante su mandato, dejándonos por encimad de los 5.000 millones. Es decir que, durante los últimos ocho años, Baleares cuadruplicó su deuda. Este dato es importante en relación con la capacidad que tenemos para hacer frente al mismo. No es lo mismo que yo tenga una deuda de 100 mil euros que quien la tenga sea Emilio Botín, presidente del Santander: él la puede pagar casi como si fuera una propina. Por lo tanto, aquí hemos de comparar este endeudamiento con la capacidad de generar riqueza, valor añadido, que tienen las Islas. La región que crecía a mediados de los noventa a un ritmo de casi el 8 por ciento, ha caído en los últimos años a una situación en la que apenas tenemos un crecimiento medio del uno por ciento. Es decir: nunca había crecido tanto la deuda y, para empeorarlo, nunca nuestra capacidad para generar riqueza se había reducido de la misma forma. En términos de PIB, nuestra deuda ha crecido bastante más de cuatro veces, lo cual es aún más serio. Sin embargo, hay que introducir otro elemento de análisis: ¿para qué nos hemos endeudado? Si uno gasta para crear capacidad productiva, la cosa incluso podría ser positiva; si gasta para disfrutar, el tema es más serio; si las deudas se han gastado en algo que nos aporte riqueza, recuperaremos los recursos e, incluso, con creces; si, por el contrario, hemos dilapidado el dinero en cuestiones no productivas, estaremos preparando nuestro fracaso. Aquí sí que habría que diferenciar dos etapas: la de Matas y la de Antich. En los años del PP hay dos tipos de gastos, por un lado el más importante y significativo que tiene lugar para crear una red de autopistas o autovías y, en otro orden de cosas, lo que se dilapida en Ib3, en el Metro o en el Palma Arena. La gran inversión se hace en obra necesaria, pero el impacto mediático del dinero malgastado es muy significativo. Pero bastante peor es el uso del endeudamiento en la época de Antich: ¿en dónde han metido estos 2.500 millones? No hemos visto ninguna extravagancia pero tampoco nada sensato, simplemente no han hecho nada. Ni siquiera hemos hecho el hospital de Son Espases, que se empezará a pagar ahora, durante 30 años. Entonces ¿dónde ha ido a parar este brutal endeudamiento? Y esto es tremendamente grave. ¿Se gastó este dinero en gasto corriente? ¿Lo gastamos para hacer estudios y pagar nóminas? Así, Baleares entra en un periodo de crisis profunda con una deuda impresionante y, sin embargo, sin haber resuelto los grandes retos inversores. Seguimos sin tener ni siquiera un recinto ferial, no tenemos mantenimiento ambiental, no hemos abordado nuestros problemas en la renovación turística y no contamos con argumentos sólidos para captar el turismo del futuro. Pero, en cambio, hemos gastado en ocho años un o 4 mil millones de euros que nos han dejado como saldo una red de autopistas que, encima, debía haberla pagado el Gobierno central. El balance es bastante desolador.

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