Este fin de semana se ha convocado una "huelga de deberes". No hacer los deberes no soluciona mucho... teniendo en cuenta los pésimos resultados de nuestro sistema educativo y más en estas islas.
Uno de los mayores suplicios que padecen los padres de una familia con hijos, es enfrentarse a las tareas escolares después de una jornada laboral agotadora.
Y en vez de ponerse cómodos y tomarse un merecido descanso, tienen que volver a estudiar inglés, o matemáticas y ponerse a intercambiar WhatsApps con otros padres, enfangados en la misma labor. .
Así puede comprenderse, hasta cierto punto, la reciente huelga, destinada a suprimir los deberes. Sin deberes, sin reválidas y sin exámenes, menos esfuerzo es imposible.
Tal vez, en el término medio está la virtud y se deban contemplar las tareas escolares como una forma de asentar lo aprendido en clase y de preparar lo siguiente.
La vida es dura y nos somete a evaluaciones cada día en nuestro trabajo, por lo que creemos que suprimir el esfuerzo, es una forma de ocultar el mundo real a nuestros hijos.
Por tanto, no tiene sentido la injerencia de los padres en la responsabilidad de los hijos y es que muchos padres caemos en la sobreprotección.
Los centros escolares se quejan de la falta de implicación de los padres en el colegio, pero los principales formadores de los hijos, deberían recibir igualmente formación, para evitar cualquier exceso, que va siempre en perjuicio, no lo olvidemos, del futuro de nuestros hijos.
Lo que subyace es que los actuales horarios de trabajo que tienen los padres del todo incompatibles con los horarios escolares de sus hijos, que impiden la necesaria comunicación y colaboración entre las familias y el centro, así como una jornada escolar en muchas ocasiones descompensada y por eso habría que pedir al Govern una Ley Balear de conciliación familiar y laboral que facilite la necesaria cobertura de la vida familiar, clave en nuestra sociedad.





