El último Informe Sectorial Inmobiliario de CaixaBank Research sitúa a Baleares entre las comunidades con mayor presión residencial de toda España. El archipiélago acumula un encarecimiento del 30,7% respecto a los máximos de 2008, con la vivienda nueva disparada un 86,9%. La escasez de oferta y el empuje del comprador extranjero explican buena parte de una tensión que amenaza con cronificarse.
Entre 2021 y 2024, el déficit de vivienda en Baleares ascendió a unas 14.700 unidades, lo que equivale al 3,3% del parque residencial y al 47% de los hogares netos creados en ese periodo. El informe de CaixaBank subraya que este agujero en la oferta ha sido cubierto en gran medida reconvirtiendo segundas residencias en principales.
COMPRADORES EXTRANJEROS
La presión de la demanda extranjera es otro factor clave. El 18% de las viviendas vendidas en España en el último año fueron adquiridas por ciudadanos de fuera, y Baleares sigue siendo uno de los destinos predilectos junto con la Comunidad Valenciana y Andalucía.
El perfil del comprador no residente es cada vez más diverso —con alemanes, belgas, neerlandeses y polacos ganando terreno— y se orienta hacia propiedades de gama media-alta y alta, lo que eleva los precios medios en las islas.
EFECTOS EN EL MERCADO DE TRABAJO
El mercado laboral balear tampoco se libra de los efectos colaterales: la falta de vivienda asequible dificulta la retención de trabajadores en sectores clave como el turismo y la sanidad. “La oferta sigue siendo claramente insuficiente para absorber una demanda en máximos”, advierte el estudio, que prevé subidas adicionales del 10% este año y del 6,3% en 2026.
En contraste con la burbuja de los 2000, el riesgo no es un colapso financiero —familias y promotoras están hoy menos endeudadas—, sino un problema estructural de accesibilidad.
Baleares, con precios ya fuera de alcance para buena parte de la población residente, se perfila como uno de los epicentros de la crisis habitacional en España, según el citado informe.








