El detenido aprovechaba el momento en que las víctimas se bañaban para proceder al robo.
Los afectados, en su mayor parte turistas, quedaban completamente desamparadas porque además de la documentación, dinero y tarjetas bancarias, en la mayoría de los casos se sumaban las llaves de los vehículos alquilados por las víctimas.
Además, el delincuente usó algunas de las tarjetas para realizar compras en establecimientos de la zona e incluso llegó a quedar con algunas víctimas a fin de solicitar dinero a cambio de devolverles lo robado. De hecho, al menos uno de los turistas pagó 100 euros para ello.
Las investigaciones permitieron identificar al sospechoso y proceder a su detención.
Al individuo se le acusa de cometer siete hurtos, dos estafas y un delito de extorsión, aunque la Policía Nacional cree que el hombre es responsable del “resto de hurtos producidos en esa zona y que causaron alarma a los usuarios de la playa”.