El nuevo año se presenta, en términos políticos, plagado de interrogantes que el paso de los meses irán despejando, pero que tendrán como resultado un panorama político muy distinto al actual.
Aunque se trate de un acontecimiento extramuros de nuestro país, la posible victoria del partido griego Siryza -un partido al que Pablo Iglesias ha apoyado públicamente- nos permitiría apreciar tanto el calado como el efecto de las medidas que pretenden aplicar este tipo de partidos y que a mí, con tanto cambio de discurso, no me acaban de quedar claras. Será interesante, si es que ganan, ver cómo evoluciona la maltrecha economía griega con los remedios anunciados por estos nuevos partidos, para así establecer una suerte de paralelismo con lo que podría suceder en España y que sus posibles votantes conocieran qué ocurriría si ganasen.
Ya dentro de nuestras fronteras, este año van a celebrarse las elecciones municipales en nuestro país y, de algún modo, anticiparán lo que sucederá en las próximas elecciones generales. Una lástima, a mi juicio, que UPYD y CIUDADANOS no hayan logrado alcanzar una coalición para ir de la mano en estos comicios, pues al final ir divididos les hará perder más votos que ir en grupo; los electores, desde una perspectiva finalista, quieren que sus sirvan para apoyar a un partido que tenga posibilidades de ganar y, personalmente, estoy convencido de que UPYD y CIUDADANOS hubieran construido una opción muy solvente en poco tiempo. Y, separados, van a perder muchos votos.
Por su parte, Pedro Sánchez se ha sumado a la moda "Iglesias" y ha comenzado una -seguro- exitosa campaña de marketing político, bajo el eslogan "ninguna publicidad es mala publicidad" y en pocos meses le hemos visto desde llamar a Jorge Javier Vázquez en Sálvame a subir una montaña junto a Jesús Calleja. El hombre, la verdad, es simpático y tiene aspecto de buena persona, qué lástima que su mensaje político sea nulo y vacuo. Dado que esta estrategia es plenamente intencionada, ¿se habrán dado cuenta los diseñadores de campaña que los votantes valoran más la forma que el fondo? Si es así, el votante debería planteárselo.
Por su parte, el Partido Popular continúa su caída, cuesta abajo y sin frenos pero con una sonrisa. Mariano Rajoy no se da cuenta de que la mejora económica no va a suplir la enorme pérdida de imagen que ha sufrido en los últimos meses y que ha sido exclusivamente culpa suya. No culpen al mensajero ni disparen al pianista. Ciertamente, lo que ha hecho Mariano Rajoy entraña una enorme dificultad: el electorado del PP tiene poco margen de movimiento político, pero ahora, en la calle, se percibe que se están planteando otras opciones. Si el PP quiere recuperar terreno, tiene que poner caras nuevas a las que no se le pueda relacionar con Bárcenas, Camps, Gurtel... Es la única manera para poder comenzar un debate en igualdad de imagen frente a sus adversarios. Pero, claro, eso implica que muchos históricos deban alejarse del sillón y, visto lo visto, no parecen estar por la labor de hacerlo. No es de recibo que Mariano Rajoy desdeñe debatir con los nuevos partidos y apele a la estabilidad que dan los grandes partidos para mantener su poder.
El tiempo dará o quitará razones, pero la cosa estará entretenida.





