Tras la finalización de los Juegos de Río es momento de hacer balance. El medallero oficial ya lo conocemos. Ahora toca aplicar un análisis económico y extraer conclusiones.
Es lógico pensar que los países más ricos son los que más oportunidades dan a sus habitantes en todos los sentidos. El PIB es el indicador aceptado, a pesar de sus limitaciones y deficiencias, como la medida de la riqueza de un país.
En general, parece que sí hay una correlación entre los países más ricos y el número de medallas obtenidas. Pero eso es cierto solo para Europa y Estados Unidos. Este país es la primera potencia económica mundial y ha obtenido más medallas que nadie. China es la segunda potencia económica mundial y es la tercera en el medallero. Japón es la tercera en cuanto a generación de riqueza y es la sexta en el medallero. Sin embargo, en África y Oriente Medio no existe correlación alguna. Entre los países que los integran, destaca sobre todo Kenia con un meritorio 15º puesto en el medallero cuando es la economía número 77 por volumen de PIB.
Pero si hay un país que destaca sobre todos, ese es Jamaica que, siendo el país 126º del mundo en cuanto a riqueza, se encuentra en el puesto 16º del medallero olímpico con 6 medallas de oro. Es el país cuyo coste por medalla, en términos de PIB (volumen del PIB/nº de medallas), es más bajo: 950 millones de euros frente a los 133.669 millones de euros de Estados Unidos. Esto quiere decir que compensa con creces su pobreza como país con su riqueza en éxitos deportivos.
Hablemos de eficiencia. ¿Cuáles son los países que consiguen más por menos o que consiguen más con los recursos que tienen? Destaca Bahamas con 7,73 deportistas por cada 100.000 habitantes y un oro conseguido en Río 2016, seguido de Granada con 6,55 y una medalla de plata y, por último, Fiyi con 6,05 y una medalla de oro. Esta ratio debe ser completada con una segunda: las medallas de oro obtenidas por cada 100 deportistas. Destaca Tayikistán con 14,29 oros, seguido de Kosovo con 12,50; Jordania con idéntica cifra y Jamaica, de nuevo, con 10,53. Vemos que entre los países más eficientes se encuentra Jamaica.
¿Cuál es secreto del éxito de este pequeño país? Jamaica dedica a Educación y Deporte un importe de 224 euros por persona y año mientras que Estados Unidos destina 1.865 euros. Se encuentra en el 25% de los países más pobres del mundo pero tiene claro que para correr no se necesitan grandes inversiones. Solo terreno y unas zapatillas. En las clases de gimnasia del colegio corren y corren. No se dedican prácticamente a otro deporte. En sus colegios apenas se ven pistas de baloncesto o campos de fútbol. Organizan continuamente campeonatos de atletismo para reclutar a los mejores. Y aquí es donde vemos la base de su estrategia: La especialización. El atletismo de corta distancia es el campo donde mandan los jamaicanos. El 100% de sus medallas provienen de estas disciplinas. Kenia ha seguido la misma estrategia, solo que en media y larga distancia. También la totalidad de sus medallas provienen del atletismo. Ambos países poseen 6 oros. Uzbekistán es otro país que ha sabido especializarse y ser el mejor en un nicho del mercado: los deportes de contacto, en especial el boxeo, y la halterofilia. Cuba, también ha seguido la misma línea. Ha conseguido 10 de las 11 medallas en deportes de contacto.
En el lado opuesto, llama la atención Chile que con 42 deportistas olímpicos, 194.200 millones de euros de PIB y ocupar el puesto 45 a nivel mundial, no ha conseguido ninguna medalla.
Viendo las disciplinas en las que se los países han obtenido medalla, extraemos algunas conclusiones:
a) Los países más ricos practican más variedad de deportes y obtienen un medallero más diverso aunque con un nivel de profundidad bajo en cada variedad. Los países pobres se dedican a disciplinas específicas, copando todas las modalidades. En las pruebas donde se requieren instalaciones, equipamiento caro o en las acuáticas no tienen presencia los equipos africanos, excepción hecha de Sudáfrica.
b) Los tópicos existen: En líneas generales, el golf es cosa de Reino Unido, el tiro con escopeta de los estadounidenses, las artes marciales son para los chinos aunque el judo es de los japoneses y el taekwondo para los coreanos, con el permiso de España. Las pruebas ecuestres son para los alemanes, las de bici para los holandeses y los suizos, el fútbol y el vóley-playa es cosa de los brasileños y el levantamiento de peso y lucha para los países ex soviéticos.
¿Cómo se encuentra España? Ocupa el puesto 13 a nivel mundial en cuanto a niveles de riqueza y el número 14 en cuanto a medallas olímpicas conseguidas, igualando la cifra de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Su medallero es muy heterogéneo, dominando deportes de raqueta (tenis y bádminton femenino), con presencia en una única arte marcial (taekwondo) y escasa presencia en atletismo, excepción hecha del salto de altura femenino y los 110 metros vallas de un atleta ex cubano, víctima de la crueldad de un ex actor ex español venido a menos.
Puede que haya llegado el momento de marcar una estrategia de nicho de mercado, al estilo de otros países. Si somos buenos en tenis, vela, natación, canoa y taekwondo, el Comité Olímpico Español debería marcar un plan estratégico para fomentar la competitividad en esas disciplinas y alcanzar mayor profundidad, como bien hacen los países africanos y Jamaica, cuyo dominio es incontestable en atletismo.
Y, por supuesto, lo que no debe hacerse nunca es dejar escapar el talento formado aquí, con recursos de aquí y cuyos resultados son cosechados por otros países. Dos mallorquines están cosechando éxitos con otras selecciones como entrenadores. Marga Crespí, después de conseguir el bronce en Londres 2012 en natación sincronizada, ha sido nombrada entrenadora del dúo olímpico colombiano, habiendo conseguido, por primera vez una clasificación para unos Juegos Olímpicos. El otro es más sangrante: Javier Torres del Moral, mallorquín de adopción que, tras estudiar Económicas en la UIB se marchó en 2008 a Río de Janeiro para acabar desempeñando desde hace un par de años el cargo de entrenador del equipo nacional olímpico de vela de Brasil. Acaba de conseguir el oro en la categoría 49er FX para ese país.
Por lo visto, la fuga de talento no es algo propio de la ciencia y la tecnología. En cualquier disciplina, hay que zanjarla y para ello hay que hacer que los talentos fugados encuentren oportunidades en nuestro país y vuelvan para que sus éxitos queden entre nosotros.