A finales de diciembre, poco antes del asueto navideño, Moody's publicó que España había empezado a poner orden en sus cuentas pero, a continuación, dijo que en las autonomías seguía el desaguisado. A los tres días compareció la ministra Salgado con un informe que decía que las autonomías, con la ligera excepción de Murcia y en menor medida Castilla La Mancha, estaban mejor de lo que habían prometido. Ayer, sin embargo, Zapatero declaraba al Financial Times que si las autonomías no cumplen, va a intervenir. ¿Pero no habíamos quedado que estamos dentro del escenario? Veamos cómo se gasta el dinero en España: según los datos de Hacienda de 2009, el Gobierno central gastó 104.901 millones de euros, las autonomías 174.749 millones y los ayuntamientos 73.400 millones. Total: unos 350 mil millones de euros anuales. Recordemos que la deuda viva de España es de unos 600.000 millones de euros. Pero hemos de tener presente que el Gobierno central apenas tiene gestión. Su gasto se va casi mayoritariamente en intereses de la deuda, clases pasivas y aportaciones a la Unión Europea. Lo que queda para la operación ordinaria son 60 mil millones, menos que algunas autonomías grandes. O sea, esto es lo que es España: un país sin estado central y donde las autonomías gastan a su gusto, sin que nadie las controle. Ya oyeron a Artur Mas advirtiendo a Zapatero que no se meta en Cataluña, que ellos no responden financieramente ante nadie.





