Algunos creían que con la incertidumbre generada por la quiebra del SVB, que se extendió por las Bolsas de medio mundo, el organismo abogaría por no subirlos o por hacerlo de una forma menos agresiva, pero la entidad ha seguido el camino iniciado.
De esta forma se confirma que el BCE sigue apostando por su estrategia con los tipos para reducir la inflación e intentar llegar al objetivo de reducirla al 2 por ciento.
La inflación de la eurozona todavía está lejos de esa meta, pues en febrero superó el 8 por ciento; por lo que los analistas vaticinan que la subida de tipos va a seguir.
En su comunicado oficial, el BNE ha señalado que el Consejo de Gobierno de la entidad sigue de cerca las tensiones actuales del mercado y que "está preparado para responder según sea necesario" para preservar la estabilidad de precios y la estabilidad financiera en la zona del euro.
Ha subrayado que "el sector bancario de la zona del euro es resistente", con fuertes posiciones de capital y liquidez. En todo caso, han apuntado, "el conjunto de herramientas de política del BCE está completamente equipado para brindar apoyo de liquidez al sistema financiero de la zona del euro si es necesario" y para preservar la transmisión fluida de la política monetaria.
PREVISIONES
Han reconocido que las nuevas proyecciones macroeconómicas de los expertos del BCE se realizaron a principios de marzo antes de la reciente aparición de tensiones en los mercados financieros.
Han señalado que estas tensiones implican incertidumbre adicional en torno a las evaluaciones de referencia de la inflación y el crecimiento.
Antes de estos últimos acontecimientos, la senda de referencia para la inflación general ya se había revisado a la baja, principalmente debido a una contribución de los precios de la energía menor de lo esperado anteriormente.
Por tanto ahora el personal del BCE prevé una inflación media del 5,3 por ciento en 2023, del 2,9 por ciento en 2024 y del 2,1 por ciento en 2025.
Al mismo tiempo, las presiones subyacentes sobre los precios siguen siendo fuertes. La inflación, excluyendo la energía y los alimentos, siguió aumentando en febrero y los expertos del BCE esperan que promedie un 4,6 por ciento en 2023, por encima de lo previsto en las proyecciones de diciembre. Posteriormente, se proyecta que baje a 2,5 por ciento en 2024 y 2,2 por ciento en 2025.
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