El dedo en el ojo

La tormenta radical catalanista ha paralizado el sector sanitario durante muchos meses. El guiño, o chantaje, como se le quiera llamar, entre socios de gobierno, ha deteriorado y dañado el clima laboral. Ha creado desconfianza entre los profesionales y su servicio de salud. Un profesional balear, a diferencia del resto de comunidades autónomas, sin pasar por la ventanilla de la Junta Evaluadora del catalán, no puede acceder a la carrera profesional ni participar en un concurso de traslados. Si esto no es discriminatorio que venga Dios y lo vea.

En plena resaca, el govern intenta utilizar nuevamente a los sanitarios, esta vez como escudos humanos, para ajustar cuentas con el gobierno central. Como rehenes de una estrategia de gasto electoralista, al margen de los acuerdos de estado y según se afirma, de la legalidad.

Que tendrá que ver la carrera profesional sanitaria, vigente desde el 2006, interrumpida en multitud de ocasiones, acordada con los agentes sociales, con las partidas extraordinarias comprometidas a posteriori que desbocan el gasto. Los conceptos básicos y complementarios de la nómina de los sanitarios son las peores de todos los funcionarios. El salario se equilibra trabajando por las tardes, las noches, los domingos y los festivos.

Como no va a dispararse el capítulo de personal, en un nuevo guiño a otro socio de gobierno, creando empresas instrumentales, internalizando competencias, disparatando la productividad variable en forma de pluses disfrazados y revirtiendo, sin ninguna lógica ni contrapartida conocida, trabajadores de las concesionarias. ¿Qué cuantos millones de sobrecoste? Las cifras y el informe sobre el que se sustentan son una incógnita.

El sector se ha convertido en un campo de batalla político. La agitación y la politización no es buena para la asistencia sanitaria de los ciudadanos. Mucho menos la que deriva de unos socios de gobierno que no tienen ningún reparo en aliarse con la extrema derecha europea a la hora desplegar sus estrategias políticas. La paz laboral es necesaria para mejorar los resultados asistenciales; el aumento del gasto no es un fin en sí mismo, sino solo un instrumento.

Hemos podido comprobar que la lengua y la digitación son dos recursos utilizados con frecuencia por este govern. En este caso, ponen el dedo en el ojo, pero no impide que se les siga viendo el plumero.

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