Una de las señas de identidad de la mayoría de las organizaciones empresariales es y ha sido a lo largo de su historia su absoluta independencia del poder político de turno. No ha sucedido así con las principales centrales sindicales, que pese a que formalmente han asumido su separación de las fuerzas políticas en cuyo seno nacieron -UGT y PSOE por un lado, y CCOO y el PCE, por otro- continúan constituyendo una importante correa de transmisión social de éstas y recibiendo los parabienes de los gobiernos afines. Basta ver el caso andaluz.
La independencia es un bien precioso que CAEB está echando por la borda después de décadas de una labor fructífera y de colaboración y crítica -en su justo equilibrio- para con el poder político, fuese el que fuera el color del mismo.
La constitución de una fundación mixta entre el Govern y la CAEB -la fundación "Impulsa"-, aun cuando sus fines pudieran ser loables e incluso deseables, es una mala noticia para los empresarios de las islas.
La gran patronal de las Balears está muy lejos de haber conseguido la unanimidad interna en este asunto y la disidencia se deja oir, cada vez con voz más elevada, y con críticas a su nueva presidenta y a la gerencia.
Los intentos de determinados sectores de capitalizar y teledirigir una patronal multisectorial como CAEB y de acercarla al poder político actual no han gustado a muchas de las organizaciones que aglutinan a pequeños y medianos empresarios -aquellos que crean el 80 por ciento de los puestos de trabajo-, pues temen que toda reivindicación contra el Govern quede sometida a la necesaria corrección política que exige el compartir el patronato de una fundación mixta. Como ejemplo de actualidad, bastará constatar qué grado de contundencia utilizará CAEB para la defensa de los pequeños y medianos establecimientos de la Playa de Palma que se verán afectados por el proyecto estrella de final de legislatura del Govern, el megacomplejo "Palma Springs". ¿Defenderá la CAEB los intereses de los empresarios de Balears o se achantará a los de las multinacionales para las que se ha pensado el proyecto?
No se trata de que necesariamente CAEB deba ser beligerante con el gobierno de turno, pero sí ha de poder actuar con total independencia, rigor y contundencia, si es preciso, en defensa de los intereses de cada una de las asociaciones y federaciones de empresarios que la conforman y, como patronal mayoritaria, de todo el empresariado balear.
CAEB no es, ni ha de ser, una dependencia del Govern ni de determinados partidos políticos con los que sus dirigentes puedan tener, eventualmente, una mayor afinidad. La Confederación se debe, exclusivamente, a sus empresarios y la defensa de éstos exige una separación absoluta del poder.
Bauzá logra una inaudita victoria política al condicionar de esta forma la futura actuación de la patronal. Es natural que lo vea así.
La presidencia de Josep Oliver, aunque probablemente demasiado prolongada en el tiempo, con sus luces y también sus sombras, fue una muestra evidente de que se pueden tener más o menos complicidades y colaboración con un determinado gobierno sin necesidad de llegar al grado de identificación con el partido que lo ostenta al que, voluntaria o involuntariamente, la actual presidencia lo está llevando.
El legado de una CAEB rabiosamente independiente está a punto de pasar a la historia, y eso debilita aun más a nuestra sociedad civil.





