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El estigma, cáncer de nuestra singularidad

jueves 14 de julio de 2022, 08:05h

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La singularidad se manifiesta en muchas facetas de nuestra vida no solo en una decisión por muy desacertada que sea. Cuánto nos cuesta aceptar que somos fruto de mil casualidades y del azar así como nuestra humildad en el diseño de nuestra vida. Cuánto nos sigue fastidiando aceptar que aprendemos sufriendo, aunque esto estimule nuestra neuroplasticidad y genere nuevos mapas mentales que nos permitirán adaptarnos más y mejor.

Todos sabemos que la auto estigmatización es un tipo de automaltrato muy frecuente y que estigmatizar a alguien por su “singularidad” es un acto deshumanizador y excluyente que solo “quiere señalar y marcar” socialmente al otro. Ya saben que el animal preferido por el hombre y sobre todo por la secta política es el chivo ex-piatorio. Solo desde la omnipotencia infantil y megalómana con dosis hipoputaticas se puede nombrar, despersonalizándolo la singularidad del prójimo.

Somos y nos comportamos como proyectores con patas y es obvio que nos confesamos cuando hablamos de los demás. Todos podemos descompensarnos, nadie es inmune a que su singularidad se exprese a través de experiencias subjetivas que están preñadas de lo más intrínseco y esencial que es nuestra naturaleza humana. Un acto humano sea o no acertado no es la singularidad de un ser humano. Una decisión no me define como ser humano y todos somos responsables de nuestras elecciones.

Todos tenemos un rastro. Todos tenemos antecedentes o mojones, afortunadamente, porque la vida está construida con múltiples experiencias vividas pero estos, no predeterminan nuestras elecciones del presente. Conviene recordar que somos el tiempo que nos queda por vivir por lo que no renuncie a su singularidad.Todos estamos predelirantes, predepresivos, preadictivos,prebipolares y por supuesto todos estamos terminales.

Nunca reduzcan su singularidad y así nunca jibarizaran la del prójimo.

Hoy más que nunca hay que reforzar el derecho que tenemos todos a una identidad cerebral diferente, que no deficiente. Hoy hay que reconocer e integrar nuestra neurodiversidad. No hay cerebros normales o anormales, lo neurotipico (aunque sean los más numerosos) sólo es uno entre muchos cerebros diferentes. Viva nuestra singularidad que está compuesta por nuestra neurodiversidad y nuestra biosociabilidad.

Humanicemos el estigma. ¿Cómo?: quitándole la g.

Ya saben en derrota transitoria nunca en doma.

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